Infomar ante todo

No tengo ni idea de lo acertado o desacertado de la gestión del señor Barrionuevo y, como el tema es importante, pensaba que leyendo la prensa saldría de dudas. En este Estado de derecho, me decía yo, la misión de la prensa es informar. Criticar también, por supuesto; pero primero informar. Desde este infantil punto de vista, hubiera yo esperado de su periódico, a estas alturas y para tema tan importante como es la gestión del Ministerio del Interior, uno o más artículos en profundidad sobre la actuación del señor Barrionuevo: una o dos páginas en que se hiciera un análisis de su labor y, en especial, de la manera en que ha cumplido - o no lo ha hecho- los objetivos que le señalan la ley, por una parte, y las directrices de la actual política gubernamental, por otra. En tal análisis -me decía yo- se incluirían entrevistas con el propio señor Barrionuevo, con Jueces para la Democracia..., en fin, con los representantes de los sectores más directamente interesados en la política y actividades del Ministerio del Interior. Con ello, este humilde servidor hubiera podido, quizá, hacerse una mejor idea de si este ministro es bueno, malo o regular.Pero cuál no sería mi perplejidad al ver que EL PAÍS (artículos y editorial del día 10 de julio), de informar, poco: se dedica más bien a insultar. El señor Barrionuevo ha criticado a algunos miembros de Jueces para la Democracia. ¿Con razón o sin ella? Ustedes lo sabrán mejor que yo, pero de una cosa estoy seguro: exactamente tanto derecho tiene el poder ejecutivo para meterse con el judicial como éste para criticar a aquél. No parece creerlo así EL PAÍS: cállese el señor Ba-

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rrionuevo y, sin analizar si sus críticas están o no fundadas, táchesele de enfermo mental ("parapsicología" y "patología", dicen ustedes) y de ideología fascista; y, como remate, hágase un chistecito groserillo con su apellido.

Para insultar, y para chabacanadas, estamos 40 millones de españoles, que lo hacemos muy bien, y, si no, que lo digan las pintadas a lo largo y a lo ancho de España. En cambio ¿por qué no se dedica EL PAÍS a informar?- Patricio Ruedas.