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Liberan al niño secuestrado en Alicante y se entrega uno de los raptores con parte del botín

Aplausos y cohetes recibieron la llegada a su domicilio del niño de 11 años Rubén Zaragoza Manzanares, vecino de la localidad alicantina de Redován, que a primeras horas de la mañana de ayer quedó en libertad tras permanecer secuestrado durante tres días en un piso del barrio de Las Mil Viviendas, en Alicante capital. Horas antes, los secuestradores, uno de los cuales ha sido detenido, recogieron los 20 millones de pesetas que habían exigido como rescate. En circunstancias todavía confusas, Pascual Escorza, el Palomo, se presentó en la casa de Rubén con 13 millones de pesetas, donde fue detenido poco después.

Hacia las nueve de la mañana de ayer Rubén Zaragoza se despertó en la habitación donde estuvo retenido y comprobó que se encontraba solo en el piso. Bajó hasta la calle para llamar por teléfono utilizando las monedas que sus secuestradores le habían dejado en la mesita. La llamada se efectuó desde una cabina pública próxima al piso donde había permanecido secuestrado y Rubén habló con su madre para decirle que estaba bien y junto con un taxista que le iba a trasladar hasta su domicilio. El taxi, sin embargo, llevó a Rubén hasta el cuartel de la Guardia Civil de Orihuela, donde se reunió con sus padres. Eran las tres menos cuarto de la tarde cuando Rubén Zaragoza Manzanares llegaba sano y salvo junto a sus padres, en la calle María Cristina, de Redován, y entraba por la misma puerta trasera de la casa por la que había salido, secuestrado, en la tarde del pasado miércoles. Un numeroso grupo de vecinos, que le aguardaba, empezó a aplaudir en cuanto apareció, mientras familiares y amigos le besaban en medio del disparo de cohetes que anunciaban la llegada del pequeño al pueblo. Una de las escenas más emocionantes se produjo cuando Antonia, la sirvienta que cuidaba de Rubén y fue amenazada con un cuchillo por los secuestradores, vio de nuevo al niño.Dinero en un maletín

Poco antes de que Rubén y sus padres llegaran al domicilio familiar, lo hizo un vehículo modelo dos caballos color azul, de donde descendieron dos individuos jóvenes, uno de ellos sin camisa, que llevaba un maletin negro en cuyo interior iba parte del dinero pagado por el rescate. Se trata de Pascual Escorza, de 17 años, apodado El Palomo, quien entró a la casa tapándose la cara con el maletín. El Palomo salió de la casa, esposado por miembros de la Guardia Civil, 20 minutos antes de que llegaran Rubén y sus padres. Pascual Escorza vive en el barrio de La María, de Callosa de Segura, localidad próxima a Redován.

El joven que le acompañaba, vecino de Redován, fue quien, al parecer, le convenció para que se entregara y devolviera el dinero. Los dos jóvenes son conocidos del padre de Rubén y clientes habituales de la discoteca de su propiedad, Támesis, la más concurrida de la comarca alicantina de la Vega Baja del Segura.

José Zaragoza Ballester, padre del niño, manifestó en su comparecencia ante los medios informativos que desde el primer momento la familia decidió llevar directamente las negociaciones para conseguir la liberación del pequeño y que por ello pidió a la Guardia Civil que permaneciera al margen del asunto, en la medida de lo posible, hasta que Rubén estuviera a salvo.

El padre confirmó que se había pagado el rescate de 20 millones de pesetas a última hora de la noche del viernes y después de que los secuestradores cambiaran el lugar donde había de depositarse el dinero.

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Igualmente confirmó que fueron varias las comunicaciones telefónicas con los secuestradores y que en algunos momentos éstos advirtieron a los padres que si no Dumplian con exactitud las indicaciones que se les daban podía costarle caro al niño.

En la segunda de las llamadas dejaron que Rubén hablara con su madre, a quien el niño le dijo que se encontraba bien. La madre, de 38 años de edad, dijo que llegó a temer en varias ocasiones por la vida de su hijo, pero que los peores momentos fueron en la madrugada última porque notó que los secuestradores estaban más nerviosos y no sabía si se trataba de delincuentes expertos o principiantes.

Por su parte, el padre, de 39 años de edad, señaló que hubo seis llamadas de los secuestradores, la primera de ellas tres horas después del secuestro, y la última, la noche del viernes para dar ya instrucciones concretas sobre la entrega del rescate exigido. Las llamadas las realizó siempre la misma persona, que simulaba acento extranjero.

La última llamada, en la noche del viernes, fue para indicar que llevaran el dinero a un restaurante de la localidad alicantina de Torrevieja, pero luego cambiaron de idea y parece ser -el padre no quiso confirmar este extremo hasta que concluyan las investigaciones policiales- que el dinero se entregó finalmente en el barrio de San Antón, en Orihuela.

Gafas negras

Rubén, que estudia 5º de EGB en el colegio Santo Domingo de Orihuela, es el segundo de tres hermanos. Según explicó, cuando los secuestradores le sacaron de su casa, en la tarde del pasado miércoles, fue introducido en el asiento posterior de un vehículo donde le colocaron unas gafas negras que le impedían la visión. Afirmó también que durante su permanencia en el piso de Alicante recibió un trato correcto y no salió de un cuarto en el que le instalaron nada más llegar.

En el piso le acompañaron habitualmente un individuo con cara descubierta y otro que se ocultaba el rostro con gafas y postizos. Según la agencia Europa Press la guardia civil de Alicante detuvo ayer en Redován a tres jóvenes como presuntos autores del secuestro.

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