El caso es que sea 'chévere'

El concierto empezó con una hora de retraso, pero ni la organización ni los músicos encontraron oportuno dar algún tipo de explicación. Al parecer, un fallo en el suministro eléctrico retrasó las pruebas de sonido, pero nadie decidió dar cuenta de ello a un presunto respetable que prolongaba la validez de su entrada de 900 pesetas en una hora de larga espera.A las once en punto subió al escenario Combo Belga, con Seju Monzón convocando a los Furiosos Rumberos. La gente del Combo - 12 músicos y dos bailarinas, las aparentes y momentáneas RH +-, se ha consolidado ya como banda salsera madrileña con incrustaciones de una línea del trópico que llega a Nueva York. Han grabado dos discos y en su trabajo existe un pulcro acercamiento profesional. Saben escoger su repertorio y las voces de su línea delantera -Tanque Moro, Profesor Películas y Ramón el Oso- responden a los timbres del género.

Tal vez en este concierto al aire libre, en un centro sociocultural capaz de definir las madrugadas del vecindario, el Combo dio un sonido menos rotundo que en anteriores comparecencias en salas, notablemente en su presentación en la Universal el pasado año.

En el Combo hay ideas y capacidad de resolución, pero en este momento quizá esté pendiente un ensamblaje más preciso de cuerdas, percusiones y vientos. Da la impresión de que algunos de ellos se ven mucho, pero no parece que los 14 se encuentren a menudo.

Para el pueblo

Seju Monzón anunció el relevo. "Y ahora, Perico para el pueblo", se explicó. Allí estaba Luis Perico Ortiz, trompetista de San Juan, Puerto Rico, un músico reconocido con prestigiosos galardones en su isla-Estado asociado y que desde 1970 ha trabajado en Nueva York con las más importantes estrellas de la salsa, desde Tito Puente y Machito a Rubén Blades y Willy Colon. Es un trompetista sólido y un músico completo que ha podido pasar de la Sinfónica de San Juan, bajo la dirección de Pau Casals, al jazz y la salsa.Dirige una sabia banda -que no coincidió en mucho con lo anunciado en el programa- que desde una precisa definición salsera deja ver algunas de las virtualidadesjazzisticas de sus músicos, particularmente el líder y el pianista Olegario Díaz. Pero aquello era salsa; y ya lo decía Perico: "¿Va todo chévereT'. A las dos de la madrugada el público seguía bailando, sí.