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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El Rey, en el Este

LA VISITA que están realizando los Reyes de España a Hungría y Checoslovaquia pone de relieve una vez más el papel eminente que desempeña la monarquía en nuestras relaciones exteriores. La oportunidad de este viaje es aún mayor si se tiene en cuenta la evolución que tiene lugar en Europa del Este. Nuestra pertenencia a la CE y a la OTAN no es, en modo alguno, un freno para desarrollar nuestras relaciones con los países del Pacto de Varsovia. En la perspectiva de un clima internacional más distendido y de avances concretos en las conversaciones entre la URSS y EE UU sobre desarme nuclear, se refuerza la conveniencia de que los países europeos, en uno y otro bloque, desempeñen un papel más activo para impulsar las negociaciones sobre seguridad y reducción de armamentos, y, asimismo, la cooperación y los intercambios en diversos terrenos, económicos, culturales, políticos.Los dos países que el Rey visita, aunque envueltos en un mismo proceso de evolución, tienen situaciones muy distintas. Para Hungría, la perestroika de Gorbachov es una confirmación de la política de reformas económicas y de flexibilidad política que ha caracterizado la trayectoria de Janos Kadar. La sucesión de éste se halla planteada por una causa natural, su avanzada edad. La renovación en la cumbre del Estado se ha iniciado ya, y no pocos de los dirigentes húngaros que han recibido a los Reyes han sido promovidos hace poco tiempo a los altos cargos que ocupan. Por otro lado, la coyuntura económica en Hungría es difícil, y sobre los métodos para hacerle frente hay actitudes distintas. Pero el enfrentamiento entre los posibles sucesores de Kadar tiene lugar dentro de un marco político e ideológico común.

En su segunda etapa, los, Reyes visitan Checoslovaquia, el país menos propenso a la línea reformista en Europa del Este. Para el presidente Husak y el equipo que gobierna en Praga, el triunfo de Mijail Gorbachov en Moscú ha sido una desgracia, y es, en cierto modo, una amenaza. Colocados en el poder por Breznev, después de la invasión de Checoslovaquia en 1968, su papel ha sido borrar de la historia el intento reformista que se conoció como primavera de Praga. Durante la visita de Gorbachov a Praga han dado su apoyo oficial a la reforma de éste, en gran parte porque su dependencia económica y política de Moscú les deja poco margen. Pero un rasgo peculiar de la situación checoslovaca es que la simpatía de la población por la reforma de Gorbachov se asocia al deseo, y a la esperanza, de un cambio profundo en el Gobierno de su país. El problema de la sucesión es complejo. La realidad soviética estimula las corrientes de renovación, sobre todo entre los jóvenes. Pero es difícil prever qué personas, y por qué caminos, podrán efectuarla. En todo caso, no hay, motivo para que ese trasfondo político, decisivo para el futuro del bloque soviético, se refleje en el marco de una visita de Estado como la realizada por los Reyes de España.

Lo que ha quedado claro, y el presidente húngaro lo destacó en su discurso ante don Juan Carlos y doña Sofía, es que las relaciones entre el Este y el Oeste tienen ahora un horizonte más risueño, El presidente Nometh puso el acento sobre los "cambios trascendentales" que se están produciendo en la parte oriental del continente, insistiendo en que Hungría apoya las reformas y desea intensificar sus relaciones con Occidente. Don Juan Carlos subrayó el valor universal del respeto a los derechos humanos. Lo había hecho ya en Moscú en 1984, cuando Chemenko era el máximo dirigente. En el ambiente cordial de Budapest, puso de relieve los aspectos internacionales del problema: "El respeto y promoción de los derechos y libertades de la persona humana", dijo, "constituye el cimiento, no sólo de una sociedad justa, sino de una comunidad internacional estable, pacífica y constructiva". Y agregó que "la distensión y el entendimiento entre los bloques políticos y defensivos es hoy un imperativo para la supervivencia de los países europeos". Mensaje de signo positivo que condensa la política española hacia los países del Este y, en cierto modo, la de la Comunidad Europea.

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