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Dudas sobre si el recluso muerto en Badajoz se suicidó o fue asesinado por otros presos

A mediodía de ayer persistían las dudas sobre si el recluso Antonio Ruiz Santaella, que fue hallado muerto tras el asalto de la Guardia Civil a la prisión de Badajoz, se suicidó o fue asesinado por sus compañeros. El delegado del Gobierno en Extremadura, Juan Ramírez Piqueras, afirmó ayer que los guardias no usaron sus minas de fuego en la operación de rescate de 12 funcionarios, que permanecieron en amos de los presos durante 11 horas.

El recluso Antonio Ruiz Santaella fue hallado muerto con un disparo en el pecho y tenía en sus manos la pistola de 9 m/ m -la única con munición real de las tres que se usaron en el intento de fuga-, según indicó ayer Ramírez Piqueras. Al parecer, el orificio de entrada lo tenía en el costado izquierdo. Todo esto era investigado ayer por el forense, mientras que, a mediodía, nadie había reclamado aún el cadáver.Además de este preso muerto, cuatro personas resultaron heridas en el frustrado motín protagonizado desde las 14.00 horas del jueves en el módulo 5 de la cárcel de Badajoz por los reclusos Francisco Macías Galvín, Francisco Izquierdo Medina, Antonio Ruiz Santaella, José Muñoz Sánchez y Víctor Curiel Pérez, al parecer, el cabecilla. Los heridos son el policía Rafael Fernández Domínguez, el funcionario Valentín García Corchero y los guardias civiles Jesús García Cando y Jacinto Jiménez Sánchez, éste todavía internado.

Fuga frustrada

Los fuguistas tomaron como rehenes a la auxiliar de enfermería Antonia Pascual y al electricista Agustín García, e intentaron llegar hasta la puerta principal cuando ésta ya se cerraba, por lo que convirtieron su acción en secuestro de 12 funcionarios. Los secuestradores se instalaron en la jefatura de servicios, y abrieron las celdas liberando a 120 internos.El rehén Julio Casado, víctima de una lipotimia, fue canjeado por el médico de la cárcel, José Hidalgo. Posteriormente los secuestradores pidieron un furgón para evadirse y amenazaron con empezar a matar rehenes. De hecho, simularon una muerte al vestir a un recluso con ropa de funcionario y dispararle un tiro de fogueo en la cabeza. Durante toda la tarde llegaron en coches y un helicóptero una treintena de especialistas de la Guardia Civil que prepararon la acción de asalto y rescate.

La operación comenzó a las 0. 10 del viernes con el estallido de cargas y gases, a lo que siguió la entrada en el recinto. Los funcionarios huyeron de sus secuestradores y se escondieron en una dependencia cercana, mientras que los secuestradores se mezclaron con el resto de los reclusos hasta ser identificados y detenidos.

Uno de los funcionarios retenidos dijo ayer a la cadena SER de Badajoz que fueron despojados de sus ropas y que, en un momento, los reclusos pidieron jeringuillas y les amenazaron con extraer sangre con anticuerpos de SIDA a otros presos para inyectársela a ellos, sin llegar a consumarlo.

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