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Los bancos advierten que perdonar la deuda desalentaría la concesión de nuevos préstamos al Tercer Mundo

Rosa Cullell

Obligar a la banca comercial a perdonar la deuda desalentaría la concesión de préstamos nuevos por parte de las entidades privadas. Este fue el criterio defendido ayer en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo por los directivos del Midland Bank (Michael Spence) y del Citibank (William Rhodes). Michael Spence fue tajante: "La banca privada debe actuar con criterios comerciales porque lo exigen los accionistas". La banca privada está dispuesta a prestar dinero siempre que los países endeudados ajusten sus economías.

Ambos representantes bancarios resaltaron la posibilidad de poner en marcha medidas de alivio, como la reducción de los tipos de interés. Pero, advirtieron, que los gobiernos, los miembros del Club de París, deben participar más activamente en la solución del problema de la deuda externa.Willian Rhodes, el hombre encargado por el Citibank para negociar con los países latinoamericanos, llegó a Santander en la avioneta privada del banco, un privilegio que sólo tiene un grupo reducido de directivos de esta entidad norteamericana. Rhodes defendió ayer la vigencia del Plan Baker, un plan que la mayoría de los paises latinoamericanos y muchos expertos internacionales consideran muerto y enterrado. Así, señaló, su banco seguirá tratando el problema de la deuda "caso por caso", y condicionará la concesión de dinero nuevo a las reformas económicas que realicen los países endeudados.

Según este alto directivo del Citi es incierto que la banca comercial no haya prestado dinero nuevo y mencionó los paquetes de créditos recientemente otorgados a México (de 7.700 millones de dólares), Nigeria (320) y Argentina (1.095 millones). Rhodes resaltó los esfuerzos de ajuste realizados por Argentina y México. "Argentina se merece el apoyo de los acreedores, ya que, gracias al valor mostrado por Raúl Alfonsín con la puesta en marcha del Plan Austral, el país ha realizado grandes progresos". La situación de Brasil es, dijo, "la más desafiante", aunque se mostró optimista respecto al último programa de reforma puesto en marcha por el gobierno de José Sarney.

Criterios comerciales

El portavoz del Citibank, primer banco. que aumentó este año sus previsiones para afrontar el impago de la deuda, admitió que, fomentando los programas de ajuste, "estamos intentado ganar tiempo". Para Rhodes la sola mención de perdonar parte de la deuda es un error. "Perdonar la deuda desalentaría a la banca comercial a prestar dinero nuevo", aseguró.Tanto Rhodes como Spence admitieron la necesidad de poner en marcha medidas de alivio para los países endeudados, y estuvieron de acuerdo en la posibilidad de reducir los tipos de interés, de otorgar a esas naciones mayores plazos de carencia o, incluso, de concederles periodos de gracia.

Estos portavoces de la banca privada reseñaron que los gobiernos de los países desarrofiados deben adoptar un papel más activo en la concesión de créditos al Tercer Mundo. "El Club de París", manifestó el directivo del Citibank, "debe ofrecer a los países endeudados los mismos alivios que ya está concediendo la banca privada". Sus críticas se dirigieron tambien al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial: 'los países endeudados necesitan un mayor respaldo de estas instituciones".

Desde el otro lado de la barrera, intervinieron en el seminario Ricardo Pascale, presidente del Banco Central de Uruguay, y Mohamed Nabil Ibrahim, presidente de la Asociacion de Banca de Egipto. Los dos representantes de los países deudores resaltaron el negativo efecto que ha tenido la caída del precio de las materias primas en la situación económica del Tercer Mundo. Ibrahim reveló que la deuda africana ha pasado de 9.000 millones de dólares en 1970 a 161.500 millones en 1986. "Mientras la deuda iba en aumento, las materias primas rebajaban sus precios, las exportaciones del Tercer Mundo se reducían y la financiación disminuía", destacó. Para el banquero egipcio, una posible solución a la deuda africana sería la puesta en marcha de un programa de ayuda similar al Plan Marshal.

El presidente del Banco Central de Uruguay se mostró más optimista. En este sentido mencionó la quita que los bancos acreedores concederán próximamente a Bolivia, así, como la reducción de los tipos de interés de los créditos. Y, a la vez que resaltaba la necesidad de que Latinoamérica reciba dinero nuevo, advirtió que los países endeudados deben realizar fuertes ajustes que tendrán que contemplar la reforma de las políticas fiscales y la reprivatización de gran parte de las empresas públicas.

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