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La defensa evoca crímenes contra la humanidad en el juicio de Barbie

Lluís Bassets

La 35ª sesión del proceso contra el ex comandante nazi Klaus Barbie por crímenes contra la humanidad durante la II Guerra Mundial se desarrolló ayer con una doble ausencia del acusado. A su habitual negativa a comparecer al juicio se añadió su desaparición como objeto de debate.

Los alegatos de los dos primeros defensores apenas hicieron más que referencias marginales al carnicero de Lyón, y ofrecieron una evocación trágica de matanzas y genocidios cometidos a lo largo de la historia reciente, en un esfuerzo por demostrar la vaguedad de la noción de crimen contra la humanidad y de apuntar hacia la existencia de graduaciones en la gravedad de los crímenes y en la categoría de las víctimas.La evocación de la culpabilidad del Estado de Israel, a través siempre de textos escritos por ciudadanos israelíes, en la matanza de los campamentos palestinos de Sabra y de Chatila, y su comparación con el nazismo, provocó el mayor incidente de la sesión, cuando un abogado de una de las asociaciones judías interrumpió, fuera de toda norma, el discurso de la defensa. Varios acusadores particulares, representantes de las asociaciones de resistentes, rechazaron la actitud de su colega y afirmaron que. ellos no eran representantes del Estado de Israel.

Jacques Vergés, el titular de la defensa, presentó al inicio de la sesión a sus dos auxiliares, el letrado congoleño Jean Marie M'Bemba y el argelino Nabib Aouita. Entre el público quedaba el abogado boliviano Raúl Jiménez, que se encarga de la demanda de Barbie contra el Estado de Bolivia por presunta expulsión ilegal de aquel país. Jiménez no consiguió la autorización del tribunal para, actuar junto a los otros tres abogados.

Vergés, en un tono declamatorio y teatral, echó en cara el olvido al que se ha relegado a los africanos que lucharon contra el nazismo encuadrados en el Ejército de la Francia libre y resumió, con tintes patéticos, en una sola frase lo que sería el núcleo de la argumentación de sus dos colegas: "Sólo se consideran crímenes contra la humanidad los cometidos contra ciudadanos europeos".

El letrado congoleño dedicó su alegato a evocar la ambigüedad de la calificación fiscal, en comparación con dos matanzas coloniales de la historia reciente de Francia: la que se produjo en la construcción del ferrocarril que une el Congo con el Atlántico, donde perecieron 17.000 hombres para 140 kilómetros de vía (el trazado tiene 520, que fueron construidos todos bajo las mismas condiciones), y la represión de la revuelta nacionalista de Madagascar en 1947, que produjo más de 80.000 muertes.

El letrado argelino hizo una auténtica antología de genocidios de la era contemporánea ante el tribunal, desde la exterminación de los aborígenes australianos en el siglo XVIII. "Barbie no puede ser condenado si no se condena también a los responsables de todos estos crímenes", dijo Aouita.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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