_
_
_
_

Miguel Boyer se muestra contrario a un cambio en la actual política económica del Gobierno socialista

Rosa Cullell

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Miguel Boyer, presidente del Banco Exterior, se mostró ayer contrario a un cambio en la actual política económica del Gobierno, como viene siendo exigido por algunos sectores del PSOE y de UGT. "Desgraciadamente, puede que tengamos que pasar por un experimento de cambio en la política económica" admitió el ex ministro. La alternativa que él mismo propugnó a su paso por Economía ha dado, dijo, "unos resultados reconocidos internacionalmente y por expertos nacionales independientes". Por eso, explicó, es una "paradoja" que esa política se encuentre ahora "acosada" y se haya convertido durante las elecciones en "el chivo expiatorio". Sobre el cambio económico, admitió que "igual ahora el país se lo puede permitir y en 1982 no, pero en cualquier caso sería un error".

Miguel Boyer comenzó su presentación del seminario sobre perspectivas de la economía mundial organizado por el Banco Exterior en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) resaltando la frustración existente en los países, de la OCDE, debido a las escasas perspectivas de crecimiento económico. Partiendo de ese sentimiento, Boyer comparó la situación de la OCDE (Organización para la Cooperación y, el Desarrollo Económico) con la española y resaltó los éxitos obtenidos por la política económica del Gobierno socialista. Pero, se lamentó, "parece no ser suficiente haber evitado los batacazos de otros gobiernos socialistas, como el francés".Para demostrar las bondades de la política socialista desde 1982 hasta ahora, Boyer realizó una exposición exhaustiva de los indicadores económicos. En este sentido, explicó que entre 1982 y 1985 su Gobierno "vendía esperanzas, confianza en. el futuro, en la reactivación de la inversión y del empleo". "Ahora los resultados están ahí", añadió.

Los resultados que enumeróel presidente del Banco Exterior fueron la reducción de la inflación, de un 14% a un 5%; el incremento del 4,3% en la creación de empleo en el sector privado; la reducción de la deuda externa, y el excedente en la balanza por cuenta corriente, entre otros. Esos buenos resultados, explicó, serán aún más palpables "si se confirma el crecimiento del 3,3% en 1986", revelado por el Banco de España.

Los experimentos, un error

Para Boyer, en la última legislatura, el Gobierno ha sufrido un "desgaste", y la política económica se ha convertido, durante las elecciones, en el chivo expiatorio. Sobre las peticiones de cambio económico surgidas desde la UGT, indicó que "es lógico que existan divergencias dentro de la familia socialista". Sin embargo, consideró "paradójico" que cuando los resultados son tangibles se produzcan peticiones de cambio, y resaltó que cualquier experimento, fuera de los ajustes puntuales, sería un error. No obstante, el ex ministro cree que no habrá cambios, "porque lo ha dicho Felipe González, y yo me lo creo".Miguel Boyer sí reseñó la necesidad de realizar reformas y ajustes en el sistema fiscal: "Hace un año dije que era necesario, pero el Gobierno creyó que aún no era el momento. Ahora la Administración piensa que ya ha llegado la hora".

Miguel Boyer se refirió también a los aspectos económicos que siguen sin resolverse, haciendo hincapié en el excesivo gasto público y en la necesidad de fomentar el empleo, ya que, dijo, "esta crisis la han pagado los parados"; así, manifestó que se ha de mantener "la moderación salarial para ganar competitividad en la CE y contener la demanda interna".

Sobre la reducción del déficit advirtió que se ha avanzado poco en el saneamiento de las empresas públicas. Y respecto a las empresas que deben ser reajustadas citó a Renfe, Hunosa y a algunas de las pertenecientes al Patrimonio del Estado, como las textiles.

Asimismo, el no haberse puesto en marcha este año la concertación social ha tenido, según Boyer, consecuencias negativas, "ya que la conflictividad ha provocado un desgaste para el Gobierno que se ha visto reflejado en las elecciones". Y, aunque resaltó que la concertación siempre es buena, afirmó que "hay que saber cuáles son los límites'.

Por otro lado, sobre la situación económica mundial señaló que nos encontramos en un momento de desilusión, puesto que no se han cumplido las esperanzas de crecimiento que teníamos el pasado año. Ello se debe a que "la renta conseguida por la reducción de los precios del petróleo no se ha invertido", y porque "algunos países, como la RFA y Japón, practican unas políticas restrictivas".

Sobre la deuda externa, Boyer considera que los países del Tercer Mundo no han sido capaces de contener la demanda interna y fomentar la exportación, y, refiriéndose a los Gobiernos y bancos acreedores, resaltó que "tenemos que aceptar unos tipos de intereses más bajos para la deuda del Tercer Mundo si no queremos que se produzca un cataclismo".

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_