Aire de Galeano
Quisiera, desde estas páginas, agradecer al señor Eduardo Galeano la bocanada de aire fresco que nos ha enviado a través de su artículo El cuerpo como culpa o como fiesta (EL PAÍS, 10 de junio). Es de agradecer en tanto que, parece ser, estamos condenados a vivir bajo el intento de influencia de unos cuantos seudointelectuales que, lejos de transmitir actitudes vitales no hacen más que contribuir al mantenimiento de una sociedad totalmente empastada de pensamiento, sentimiento y contradicciones.Se me ocurre pensar que quizá Galeano es uno de esos personajes que se ha dado cuenta de que el hombre cuanto más alejado está de la naturaleza mayor es su sentimiento de culpa y miedo hacia lo desconocido; y hablo de naturaleza no en términos de pasear cogiditos de la mano por la verde sino de una naturaleza con la que el hombre debería vivir en perfecta asunción.- .
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