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La Iglesia de Panamá pide que los militares regresen a los cuarteles

Antonio Caño

ENVIADO ESPECIAL, La Iglesia de Panamá, que juega hoy un papel importante en la crisis política sufrida por este país centroamericano, ha pedido el alejamiento de los militares de las tareas de gobierno y su regreso efectivo a los cuarteles.Un comunicado de la Conferencia Episcopal hecho público en la tarde del pasado miércoles, exigía, entre otros puntos, "la autonomía real de los poderes civiles del Estado y el efectivo y progresivo repliegue de las Fuerzas de Defensa a sus tareas y competencias específicas".

Aunque en el año 1984 se celebraron elecciones democráticas para la plena devolución del poder a los civiles después de 16 años del régimen militar iniciado por el golpe de Estado del carismático Omar Torrijos, los hombres de uniforme no han renunciado de hecho a su poder en la sombra y provocaron la dimisión del presidente elegido en esos comicios, Nicolás Ardito Barletta, con el que mantenían serias discrepancias.

El actual comandante en jefe de las Fuerzas de Defensa, la antigua Guardia Nacional, el general Manuel Antonio Noriega, es el verdadero hombre fuerte del país, por encima de un jefe de Estado, Eric Arturo Delvalle, gris e irrelevante, al que sus problemas cardiacos podrían llevar pronto por el camino de su predecesor.

El comunicado de la Conferencia Episcopal, presidida por Marcos Gregorio McGrath, un panameño-norte americano gigantesco nacido en la zona del canal perteneciente a Estados Unidos, demanda también "la restitución cuanto antes de las garantías constitucionales suspendidas y la liberación de todos los detenidos".

McGrath pide asimismo un esfuerzo por dilucidar y aclarar ante la opinión pública las acusaciones planteadas" contra las autoridades.

Los obispos panameños solicitan "la preparación de las instituciones y mecanismos que garanticen la credibilidad y confianza en unas elecciones libres y democráticas" y "la búsqueda de un pluralismo político real sin que la divergencia de opiniones suponga violencia, ni sea excusa para la puesta en práctica de revanchismos o purgas".

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