El general pidió una célula de reflexión

F. O. El general Mohamed Achabar, secretario general de la defensa marroquí, le planteó al rey Juan Carlos, en su visita a Madrid del pasado 29 de enero, tres reclamaciones de su país, una de ellas la creación de una célula de reflexión para estudiar el futuro de Ceuta y Melilla, según ha sabido EL PAÍS.

Mohamed Achabar fue el último alto funcionario marroquí que ha viajado a Madrid, justamente a finales del pasado mes de enero, días después de la visita a Rabat del ministro del Interior, José Barrionuevo, punto de arranque del actual estado de frialdad en las relaciones. Bamonuevo se sintió herido por la forma en que Marruecos difundió, el 23 de enero pasado, su propuesta a España de crear una célula de reflexión, cuando regresaba a Madrid en avión y cuando aún no le había dado tiempo de informar personalmente del asunto al rey Juan Carlos y al presidente del Gobierno, Felipe González.

La segunda reclamación -formulada, al igual que las otras, en una audiencia especial que el Rey de España le concedió a este militar marroquí en el palacio de la Zarzuela- consistía en intentar el desbloqueo deuna importante partida de armamento militar (cañones, morteros y municiones), paralizada por la junta de armamento por cuestiones políticas, y cuya operación financiera está ya resuelta (200 millones de dólares, al margen de los 550 millones de la pesca).

Una tercera reclamación -fue pedir a España que levantara la prohibición teórica en las mezquitas estatales de Ceuta y Melilla para que los musulmanes pudieran orar en nombre del amir el munimim, jefatura religiosa unida a la del trono marroquí y que ostenta Hassan II.

El Gobierno español no reconoce este liderazgo religioso -intermediario entre Dios y los hombres- ensus mezquitas de las ciudades de Melilla y Ceuta, por lo que Hassan II es para Madrid solamente un jefe de Estado extranjero.

El rey de Marruecos ha recurrido a su condición de amir el munimim (príncipe de los creyentes) en momentos difíciles, tanto para establecer su autoridad sobre las tribus disidentes como en los dos intentos de golpe contra la corona (1971 y 1972) desde el Ejército. También con este título Hassan II recibió al papa Juan Pablo II en agosto de 1985 en Casablanca.