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Africa, la zona de mayor 'riesgo-país'

La reunión de Venecia ha servido para recordar que el continente negro también existe

Joaquín Estefanía

El continente africano ha conseguido de los siete grandes, reunidos en Venecia, una atención buscada por América Latina durante muchos años: el reconocimiento de que su deuda externa "es inmanejable". Un año más, los países más ricos del mundo han pasado de puntillas por la mayor hipoteca que tiene sobre sí el desarrollo económico: la deuda externa de un billón de dólares. Sin embargo, en su declaración final, el grupo de los siete ha dedicado más atención al África subsahariana que a los países latinoamericanos, pese a que el problema del continente negro es cuantitativamente mucho menor.

Un año más, la cumbre de los países más ricos del mundo, reunidos esta vez en Venecia, ha desatendido la petición de América Latina de un diálogo multilateral y político sobre la deuda externa. Una declaración genérica, llena de lugares comunes, ha dado al traste con la esperanza de que se inicie inmediatamente una discusión que acabe de una vez con la pesadilla de las renegociaciones, caso por caso, de los créditos vencidos y no pagados. El comunicado vuelve a apoyar textualmente la actual estrategia de negociaciones individuales. Ni siquiera ha servido el reconocimiento práctico de la banca privada norteamericana, la más afectada por los morosos, de que es imposible cobrar y, por tanto, es preciso empezar aprovisionar las suspensiones de pagos.Sin embargo, la cumbre ha tenido un efecto insospechado: recordar que África existe para la economía del mundo. Los flujos de información, dominados por las grandes agencias del Norte, han determinado hasta ahora que cuando se habla de deuda externa se mencione casi únicamente la de Latinoamérica. Por primera vez, los siete países más ricos del mundo, en el comunicado final de su reunión en la ciudad de los canales, dedican un párrafo a la zona del África subz sahariana.

Tratamiento especial

El comunicado de Venecia dice lo siguiente: "Reconocemos los problemas de algunos de los países más pobres, sobre todo los del África subsahariana. Creemos que son especialmente difíciles y necesitan un tratamiento especial. Estos países están caracterizados por una extremada pobreza, unos recursos limitadosque les impiden invertir en su propio desarrollo, una deuda inmanejable, una excesiva dependencia de uno o dos productos, y por el hecho de que la mayor parte de su deuda está absorbida por los propios Gobiernos de los países industrializados o por instituciones financieras internacionales".Con ese planteamiento, el documento final de la cumbre veneciana propone algunas soluciones y objetivos a conseguir: "Para esos países más pobres, que están realizando un esfuerzo de reforma, debería considerarse la posibilidad de aplicar tipos de interés más bajos a su actual deuda externa. Asimismo, debería llegarse a un acuerdo, especialmente en el Club de París, para concederles plazos más largos de devolución y períodos de gracia, con el objetivo de reducir el peso de su deuda".

Asimismo, los líderes de los siete grandes dan la bienvenida a varias propuestas realizadas en este área por algunos de nosotros, y también a la propuesta hecha pública por el director del Fondo Monetario Interintacionall (FMI) para aumentar significativamente los recursos del Fondo de Ayudas Estructurales durante los próximos tres años, a partir del primero de enero de 1988. Pedimos que con urgencia, y en lo que queda de año, se llegue a una conclusión sobre estas propuestas". Finalmente, el documento pone de relieve "que el UNCTAD VII [Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo] proporciona la oportunidad de discutir con los países en vías de desarrollo con el objetivo de llegar a uri punto de vista común sobre los mayores problemas de la economía mundial".

El mismo comunicado recoge la hipocresía implícita: dado que la mayor parte de la deuda de la zona subsahariana correspondo, a Gobiernos soberanos y a instituciones financieras internacionales (Club de París), y no, a acreedores privados, el problema es subsidiario. Y así ha sido, al menos hasta ahora.

El África subsahariana está formada por 43 naciones, algunas de las cuales son las más pobres del mundo. Ni siquiera las cifras de su deuda externa están cuantificadas de modo unánime. Se estima que los créditos pendientes de estos países ascienden a unos 80.000 millones de dólares; de estas 43 naciones, 33 tienen una renta per cápita anual menor a los 600 dólares; ocho, entre 600 y 1.200 dólares, y sólo dos por encima de la última cifra.

La alegría de los pobres

Esta zona se empieza a endeudar casi al mismo tiempo que América Latina. Una política de oferta de créditos generosa, a causa del exceso de liquidez de los países industrializados motivado por la llegada de los petrodólares, y, paralelamente, el crecimiento de los precios de las materias primas en el período 1974-1979, determinan la alegría de los pobres.Sin embargo, la situación da la vuelta, mientras sus efectos permanecen. Antonio Santamaría ha analizado 'El problema de la deuda en el África subsahariana' dentro del libro dedicado en general a La deuda externa (lepala Fundamentos). En este análisis se destacan cinco causas del endeudamiento externo africano, partiendo del hecho de que "existen numerosos países cuya deuda supera el 50% del producto nacional bruto, e incluso el 100%, que suele coincidir, en ge neral, con los Estados más po bres y los que más rápidamente se han endeudado en los últimos años".

Estas causas son las siguientes: en prirner lugar, las políticas de industrialización como una cuestión de prestigio (la necesidad de inputs y de tecnología, el empleo de técnicos extranjeros que sepan utilizarla, los excesos de capacidad en la instalación de las fábricas y los costes financieros, hacen "no sólo dudoso que la producción sea competitiva, sino que resulta claro que la inversión no es rentable"); en segundo lugar, la monoexportación de materias primas (producción minera), que tienen unos precios decrecientes; en tercer y cuarto lugar, las obras de infraestructura y el deseo de ofrecer prestaciones sociales (sanidad, educación vivienda, etcétera); por último, la creciente corriente de gastos de armamento ("el incremento de las compras de armamento está inducida por los altos niveles de conflictividad existentes en África, no existiendo en este momento otra zona donde se estén desa rrollando más enfrentamientos armados de carácter regional e interno").

Estas circunstancias, agravadas por la corrupción e ineficacia Con que se ha gestionado el dinero fresco que llegaba a muchos de estos países y por la evasión de capitales, hari dado como resultante que el continente, como América Latina, sufra la paradoja de ser exportador neto de capitales. Es decir, que tras los momentos de mayor endeudamiento, el dinero fresco ha dejado de fluir y el pago (le los créditos supera las inyecciones de capital en las naciones más pobres.

Por todo ello, los ministros de Comercio de 27 países africanos se reunieron hace tres meses en Addis Abeba (Etiopía) para exigir una moratoria de cinco años en el pago del servicio de la deuda, la conversión de una parte de los préstamos en donativos a fondo perdido y, siguiendo la vía peruana, el establecimiento de un tope al pago de intereses, relacionado con un porcentaje del valor de sus exportaciones.

El comunicado Final de la cumbre de Venecia es la respuesta de los siete países más industrializados del mundo a estas demandas de las naciones más pobres del globo.

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