Bokassa, el ex emperador de la Republica Centroafricana, condenado a muerte
Jean Bedel Bokassa, ex emperador de Centroáfrica, fue condenado ayer a muerte por la justicia de Bangui. Ése fue el veredicto del tribunal que lo ha juzgado durante seis meses, después de que volviera a su país donde tenía cuentas pendientes con la justicia, y le ha hallado culpable de asesinato, detenciones arbitrarias y secuestros, y desvíos de fondos del erario público. El ex emperador Bokassa I escuchó la sentencia sin pestañear. El único comentario que emitió fue: "No me arrepiento de haber vuelto".
Un poco más tarde de las 13 horas locales, hora a la que estaba previsto comenza el juicio, una furgoneta blindada del Ejército paró ante: la entrada posterior del palacio de justicia de Bangui. Miembros de la guardia presidencial (tropas de elite) descendieron vestidos con sus uniformes de faena con el distintivo de la pantera, en el brazo; finalmente, del fondo de la furgoneta emergió Jean Bedel Bokassa, vestido con un sobrio traje azul marino. El ex emperador, el papa para algunos centroafricanos y el ogro de Perengo para otros, saludó y sonrió a la prensa. Pero apretó ostentosamente los labio! para probar que estaba decidido a no hacer ningún comentario. Sólo contestó con un gesto negativo de la cabeza a un periodista que le preguntó si tenía miedo.La sala reservada al público estaba vacía. Lo mismo ocurría en las calles de la ciudad. Los rumores que han circulado en los últimos días en Bangui han creado un estado de angustia en la población, que se ha recluido en sus casas autoproclamando el toque de queda que no han impuesto las autoridades. Fuera del palacio sólo eran visibles las numerosas fuerzas militares que acordonabanel edificio.
En la sala, el son de una campana de bronce anunció la entrada de los magistrados, los miembros del jurado y el acusado. A petición del presidente de la corte, Edouard Frank (antiguo colaborador de Bokassa en los tiempos del imperio), el acusado se puso en pie. Frank, aludiendo al mal estado de salud de Bokassa, le dio permiso para sentarse después de que comenzara la lectura del veredicto.
"Culpable", dijo el presidente de la corte por primera vez, tras haber enumerado el largo historial del caso. Fue entonces cuando Boka:ssa, sin parpadear, se sentó. Ya había pasado más de una hora desde el comienzo de la sesión y los guardias de honor se recostaban en las paredes con los sables levantados apuntando en diversas direcciones.
Bokassa también permaneció impertérrito cuando Frank pronunció su condena a muerte (rechazando toda atenuante) junto a la condena del pago de varias multas.
"No es una sentencia definitiva", comentaron los abogados defensores franceses, Francis Szpiner Frangois Gibanit. El juez les ha dado tres días para presentar el recurso ante el Tribunal Su- remo.El juz también rechazó la petición presentada por la defensa para que se declare incompetente al tribunal en base a un artículo de la nueva- Constitución centroafricana que prevé la inmunidad penal para el jefe del Estado, salvo en casos de alta traición. Frank alegó que, en el caso de Bokassa, sus crímenes no los realizó en el ejercicio de su cargo de jefe del Estado. Y para demostrar lo privado de los desmanes imperiales, citó el caso de La Rumana (una de las esposas de Bokassa) y de tres policías que fueron ejecutados por orden de acusado por haber sido hallados en posesión de fotos pornográficas de su mujer, con la que mantenían relaciones ilícitas.
La defensa ha manifestado que no todos los delitos fueron de este tipo y que habría sido oportuno hacer distinciones. Pero donde los abogados franceses se han manifestado más sorprendidos ha sido a propósito de la condena por la matanza de los escolares en 1979. El tribunal ha condenado y hallado culpable
Bokassa de la muerte de numerosos niños menores de 15 años que murieron asfixiados y bajo tortura en las mazmorras de Ngragba. A pesar de que el tribunal ha considerado que se trata de un asesinato no intencionado la defensa considera que era justo en este supuesto delito, donde prevalecían los testigos que demuestran que el emperador no dio las órdenes que provocaron la matanza. El papel de Bokassa en cambio, era menos claro en lo que respecta a la represión de las protestas de los niños, ocurrida tres meses antes, que el veredicto ha pasado por alto.
Las joyas de la corona
El tribunal ha amnistiado a Bokassa de las acusaciones de retención de restos humanos, violencia y fraude en las exportaciones de oro y diamantes. Ha declarado la no culpabilidad del exemperador en el caso del asesinato del recién nacido Obrou (muerto envenenado), la supuesta antropofagia y el robo de la joyas de la corona. Es más, en este caso, el juez dio la razón a Bokassa de que, para saber el paradero de las joyas, "habría que preguntar a quienes fueron cómplices" de David Dacko en el golpe de Estado que en 1979 derrocó al emperador. Fue la velada referencia a la fuerzas francesa que constituyeron el armazón del golpe en la Operación Barracudas y que visitaron las residencias de Bokassa antes de que fueran saqueadas por la población. Desde entonces, Bokassa ha reclama a París el robo de las joyas de la corona, así como de los archivos que desaparecieron misteriosamente de sus villas.
El recurso ante el Tribunal Supremo (próximo paso de la defensa) plantea inconvenientes legales que todavía pueden retrasar la sentencia definitiva en unos tres a cuatro meses. La mayor parte de los magistrados de esta instancia fueron colaboradores de Bokassa y han sido testigos en el juicio. Lo lógico sería la formación de una nueva corte.
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