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Relaciones diplomáticas

El régimen del general Wojciech Jaruzelski espera que, concluido el actual viaje a Polonia de Juan Pablo II, el Vaticano se avenga a establecer relaciones diplomáticas con Varsovia. Serían las primeras de la Santa Sede con un país europeo aliado con la URSS. El régimen quiere presentar esta medida como la irrupción en una nueva era de las relaciones de la Iglesia con los países socialistas, cuya consecuencia más inmediata podría ser una visita de Juan Pablo II a la URSS.No obstante, sectores de la Iglesia polaca y el propio Pontífice insisten en condicionar las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Varsovia a que el Estado polaco establezca un estatuto legal de la Iglesia y permita que en su seno se organicen grupos de intereses. Según la oposición polaca, el cardenal primado, Jozef Glemp, y Agostino Casaroli, secretario de Estado del Vaticano, presionan al Papa para que retire sus con diciones; Glemp, en aras de una mejora de los cauces de entendimiento entre Iglesia y Estado en Polonia; Casaroli, para intensificar la política de la Santa Sede hacia el Este.

La oposición polaca es cada vez más crítica hacia la supuesta condescendencia de Glemp hacia el régimen y se congratula de la dura respuesta del Juan Pablo II a los intentos de Jaruzelski de capitalizar la visita papal para solicitar lealtad al Estado.

El viaje del Papa a la URSS sigue siendo muy improbable, al negarse a una visita de Estado de bajo relieve limitada a Moscú. Juan Pablo II quiere realizar un viaje pastoral que incluya Lituania, mayoritariamente católica y durante siglos parte del reino polaco. Moscú no parece tener intención de permitirlo.

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