Margaret Thatcher puede conseguir una holgada mayoría

Salvo un cambio de tendencia imprevisto de última hora, Margaret Thatcher iba camino de conseguir a primera hora de la mañana de hoy su tercera victoria consecutiva en las urnas, récord no igualado en los últimos 150 años de historia política británica. Según todas las previsiones, la victoria de la líder conservadora en las elecciones generales celebradas ayer en el Reino Unido será inferior a la avalancha de 144 escaños conseguida en 1983, pero suficiente para gobernar con holgura durante la totalidad de la legislatura.

Los cálculos realizados por las dos cadenas de televisión, la BBC pública y la ITV privada, a la una de la madrugada (hora peninsular española), daban a los conservadores una mayoría parlamentaria que oscilaba entre los 52 y los 88 diputados, un aumento sustancial de las prediciones iniciales hechas por las dos cadenas sobre la base de dos muestreos de 4.000 y 20.000 personas, respectivamente.Tanto la BBC, que al cierre de los colegios electorales había previsto una mayoría conservadora de sólo 26 escaños, como la ITV, cuya predicción era de 68, variación sus previsiones al alza al conocerse los cuatro primeros resultados en los que el voto conservador no sólo se mantuvo sino que aumentó en algunos distritos.

Las cadenas subrayaron una y otra vez que las cifras variarían a medida que se conocieran los resultados del norte de Inglaterra, de Escocia y de Gales, lugares donde los laboristas aparecían favoritas en todas las encuestas.

El primer resultado anunciado correspondió a la localidad turística de Torbay, en el pintoresco condado de Devon, donde resultó elegido el candidato conservador, Rupert Allison, escritor especializado en los servicios de inteligencia más conocido por su seudónimo de Nigel West.

Los líderes de los partidos nacionales esperaron en sus respectivas circunscripciones electorales los resultados de las urnas, que a partir de la una de la madrugada empezaron a llegar a las emisoras de televisión a razón de un resultado cada tres minutos.

La afluencia de votantes fue continua a lo largo de todo el día, a pesar de que en la mayor parte del Reino Unido se registraron aguaceros y tormentas y la temperatura no era precisamente veraniega, entre 11 grados en Escocia y 15 en el sur de Inglaterra. Fuentes de los partidos estimaron a primera hora de ayer que la participación sería parecida o mayor a la registrada en 1983 cuando votaron unos 33 millones de electores.

Los líderes políticos votaron temprano, cada uno en sus respectivos distritos. La señora Thatcher, depositó su voto en el centro de Londres, acompañada de su marido, Denis, mientras que el líder laborista y su mujer, Neil y Glenys Kinnock, lo hacían, en Gales, y los líderes de la Alianza, David Steel y David Owen, ejercían su derecho democrático en Escocia y Plymouth.

Cautas predicciones

Todos menos Kínnock, que como a lo largo de toda la campaña, se mostró exultante, fueron cautos en sus predicciones.

La líder conservadora se limitó a decir que "no acostumbraba a vender la piel del oso antes de haberlo cazado" y que "tenía esperanza y fe", mientras que Owen repetía que confiaba "en el juicio del pueblo británico." Kinnock, que preguntó jocosamente a su mujer si había puesto la cruz en la casilla correcta, predijo que "la señora Thatcher abandonará" hoy el número 10 de Downing Street, la residencia de los primeros ministros.

En opinión de los comentaristas políticos y los analistas de las universidades, la elección de ayer ha constituido sin duda la más conflictiva de las celebradas en el Reino Unido desde finales de la II Guerra Mundial. "Nunca los programas de los dos partidos mayoritarios estuvieron tan separados uno del otro", manifestó el veterano comentarista político de la BBC, John Cole.