Relaciones difíciles
El papa Juan Pablo II visitará Estados Unidos, que estableció relaciones diplomáticas con el Vaticano en 1984, el próximo mes de septiembre, y el presidente norteamericano, Ronald Reagan, acudirá a recibirlo a Miami.El viaje promete ser polémico debido al liberalismo de los católicos norteamericanos y a la posición independiente de sus obispos, que condenan el armamentismo nuclear y la política centroamericana desarrollada por la Administración del presidente Reagan.
La Conferencia Episcopal estadounidense es muy celosa de su independencia respecto a Roma, y los católicos del otro lado del Atlántico chocan también con el Papa sobre el papel que la mujer debe desempeñar en el seno de la Iglesia.
Esta tensión entre Roma y el catolicismo norteamericano se reflejó en la reciente sanción vaticana, luego levantada, al obispo liberal de Seattle, Raymond Hunthausen, al que el Papa limitó su ministerio nombrándole un auxiliar, debido a sus supuestas desviaciones litúrgicas, su acogida en la iglesia a los homosexuales y su activismo antinuclear.
Celo disciplinario
El celo disciplinario de Roma en materia doctrinal cayó también hace unos meses sobre el teólogo católico Charles Curran, que perdió su cátedra en la universidad Católica de Washington por sus desviadas enseñanzas en materia de moral sexual.
Las críticas del Papa a la Iglesia de la liberación en Nicaragua y al catolicismo revolucionario que practican sectores de la Iglesia en otros países de Latinoamérica también suponen un apoyo para la cruzada de Ronald Reagan en esa parte del mundo.
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