Pesadillas de 'Amerika'
Cuando me dispuse a ver el primer capítulo de Amerika, lo hice empujado por una curiosidad morbosa. Pero, transcurridos cinco episodios, estoy observando en mí algo insólito: tengo pesadillas de cuando en cuando.Razonemos: nunca los americanos gastan su dinero a destiempo. La implicación no demasiado velada de hechos actuales, como la política de desarme de Gorbachov, parece dejar claro que la financiación de esta serie sólo puede proceder de la industria nuclear de guerra, que ve peligrar sus enormes beneficios.
¿Que esto parece desaforado? Un esfuerzo económico tal en una producción televisiva responde a una amenaza de la talla del plan Gorbachov, el más completo hasta hoy.
Y aquí comienzan mis dudas. No es un secreto que la extrema inmovilidad de los grandes misiles, mayoría en los arsenales soviéticos, provoca que sean demasiado vulnerables, por muy protegidos que estén; los norteamericanos se han decantado, en cambio, por los misiles portátiles, parece ser que ilocalizables sin una adecuada tecnología de la que los soviéticos no disponen. Esto y el auténtico terror que sienten a la llamada guerra de las galaxias parece bastante para impulsar el plan de desarme, que, por otra parte, lejos de lanzarles al vacío, les procura tiempo y un impacto propagandístico nada desdeñable, mientras las empresas de armamento presionan en contra del acuerdo a un presidente empeñado en pasar a la historia como el enterrador de la guerra nuclear.
Europa, la más decidida al desarme en teoría, no ha podido disimular su preocupación por la no-por-forzada-menos-rápida respuesta de Reagan. No sería extraño que fueran los propios europeos quienes primero sopesasen qué inquietud prefieren sufrir: si la producida por la amenaza nuclear o la que provoca la indefensión ante una hipotética ofensiva soviética.
Por todo ello me pregunto: ¿y si todas estas dudas han sido despertadas por una serie de televisión, enésima versión de 1984, pero con el acicate de su inmediata proximidad en el tiempo, lo que le presta su verosimilitud?- Tomás Benito. Estudiante de Geografía e Historia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.