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LAS ELECCIONES DEL 10 DE JUNIO

Maragall puede perder la alcaldía en beneficio de Cullell

El Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC-PSOE) pasaría a ocupar el segundo lugar en Barcelona, y su candidato, el alcalde saliente Pasqual Maragall, perdería la alcaldía en beneficio del nacionalista Josep Maria Cullell, según la encuesta encargada por EL PAÍS a la empresa Demoscopia. Es ésta, probablemente, la conclusión más sorprendente del sondeo, pues se había considerado de forma general que la plaza de Barcelona era de las más seguras para los socialistas. La encuesta se realizó del 22 al 26 de mayo, cuando la campaña electoral aún no había entrado en su recta final.El PSC, siempre según esa encuesta, perdería hasta seis concejales en relación a los resultados de 1983 (de 21 a 15); Convergència i Unió (CiU) ganaría tres (de 13 a 16); Alianza Popular (AP), uno (de 6 a 7); los comunistas de Iniciativa per Catalunya (IC) -equivalente a Izquierda Unida en esta comunidad autónoma- conservarían sus tres concejales, y el Centro Democrático y Social (CDS) alcanzaría dos (no tenía ninguno en el consistorio saliente).

El convergente Josep Maria Cullell, conseller de Economía y Finanzas del Gobierno de Pujol hasta hace unas semanas, podría alcanzar la mayoría absoluta del nuevo consistorio, y la alcaldía como consecuencia, con los votos de AP, de confirmarse las previsiones de este sondeo. Barcelona tiene 43 concejales, por lo que la mayoría absoluta se sitúa en 22.

En 1983, el socialista Pasqual Maragall fue elegido alcalde gracias al voto de los tres concejales comunistas, que se integraron en su equipo de gobierno.

Lo más sorprendente de esta previsión de votos no es que CiU suba en Barcelona, sino que también lo haga Alianza Popular al mismo tiempo. De cumplirse finalmente el próximo día 10 lo que indica el sondeo, significaría que el PSC perdería votos a favor de CiU y del CDS. A un tiempo, CiU cedería una parte de sus votos en beneficio de AP.

Los socialistas, de esta forma, perderían una parte importante de su voto de clase media catalanista, y AP recuperaría una parte del voto burgués españolista que en anteriores comicios se fue a Convergéncia i Unió por la atracción hacia el llamado voto útil.

El conflicto entre el Ayuntamiento y el Gobierno de la Generalitat en torno a la desaparición de la Corporación Metropolitana -aprobada en el Parlamento catalán con el voto en contra de la izquierda- se habría vuelto en contra del equipo municipal socialista, y de nada habría servido el prestigio alcanzado por Maragall por la obtención para la ciudad de los Juegos Olímpicos de 1992.

El voto probable para cada una de las candidaturas principales en la ciudad de Barcelona se reparte de la siguiente forma: PSC, el 32,9% (45% en 1983); CiU, el 33,6% (26,9%); AP, el 15,5% (12,7%); CDS, el 5,9% (0,9%); IC, el 7,7% (7,8%), y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), el 2,8% (3,7%), por lo que no opta al reparto de concejales al no llegar al 5%. La participación prevista alcanza al 68%. Fueron 500 las entrevistas efectuadas en la ciudad. Esos porcentajes resultan de un análisis prospectivo de quienes dicen que van a votar con seguridad a una lista. Se estima en un 10% los que en el momento de realizar el sondeo no sabían realmente a quién votar, aunque tenían decidido acudir a las urnas.

El conocimiento de estas previsiones de voto puede provocar una bipolarización del electorado en favor de las dos opciones mayoritarias. Así, el voto comunista puede volcarse en favor de Maragall para evitar que la izquierda pierda la alcaldía, y lo mismo puede ocurrir entre los electores aliancistas para garantizar el anunciado triunfo de Cullell. Los mismo puede ocurrir entre los indecisos.

Posible retroceso socialista

En cuanto al resultado global de las elecciones municipales en Cataluña, los socialistas se mantendrían, según la encuesta, como el primer partido, con el 36% de los votos válidos, pese a que se presentan en muchos menos municipios que su principal rival, CiU. Ese porcentaje, de confirmarse, supondría un retroceso de cinco puntos en relación al obtenido por el PSC en las elecciones legislativas de 1986 (41%) y de 3,3 puntos con respecto a las municipales de 1983. Convergència i Unió se sitúa inmediatamente detrás de los socialistas, con el 35,2% del voto probable. Supone una ganancia de casi tres puntos en relación a junio de 1986, cuando alcanzó el 32,3%, y de 9,6 puntos si se compara con las locales de 1983.

Suben y bajan

Alianza Popular retrocede, según la encuesta, del 11,3% en 1986 al 9,3% ahora; el CDS sube del 3,8% al 7% (la subida respecto a 1983 es aún más espectacular, pues entonces obtuvo el 0,6%); el PSUC baja ligeramente respecto a las últimas legislativas: del 3,9% al 3,8%, pero espectacularmente si se toma como referencia las anteriores elecciones locales, cuando el PSUC alcanzó el 11,1 %, y el PCC, hoy coligado con el anterior en Iniciativa per Catalunya, el 2,2%.

Los comunistas tienen muy concentrado su electorado municipal en el cinturón de Barcelona, por lo que en las previsiones de voto a nivel global debe tenerse en cuenta ese hecho, ya que las muestras de los sondeos difícilmente afinan tanto en los municipios de mediana importancia. Esquerra Republicana de Catalunya sube del 2,6% al 3,2%.

En el capítulo de otros se registra un incremento (del 4,7% al 5,5%) en relación a las legislativas últimas. Este incremento debe asignarse a las candidaturas de independientes y agrupaciones de electores, características de unas elecciones municipales.

La previsión de participación en las elecciones locales se sitúa en el 67% en el conjunto de Cataluña. Se llevaron a cabo 725 entrevistas para hacer el sondeo.

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