Reagan pedirá en Europa más solidaridad a sus aliados
Ronald Reagan, debilitado por el escándalo del Irangare y con su credibilidad internacional disminuida, inicia hoy su viaje a Europa, a la cumbre económica de Venecia, donde presionará a unos aliados escépticos a que se comprometan en la protección de la libre navegación en el golfo Pérsico. "No son sólo nuestros intereses los que están siendo protegidos en la región, no es un secreto la dependencia de nuestros aliados del petróleo de la zona. Los hombres libres no deben acobardarse o quedarse solos" afirmó Reagan en un discurso pronunciado en Washington antes de salir para Europa.
El secretario de Estado, George Shultz, restó, sin embargo, fuerza a las palabras del presidente, afirmando ayer que Estados Unidos, que acaba de perder 37 marineros en un ata que iraquí contra una fragata en el Golfo, no está pensando en que los aliados envíen buques de guerra a la zona. Consciente de que esta posibilidad ya ha sido rechazada por los países de la OTAN, la Administración de Reagan no quiere crear expectativas que no se cumplirán en la reunión de Venecia y habla de una mayor concertación diplomática.
"Discutiremos fórmulas para que los aliados compartan la carga" y "vamos a pensar qué puede hacer, individualmente, cada país", precisó Shultz.
El presidente Reagan no acude a Europa con grandes expectativas, y sus asesores advierten que la situación política interna en Estados Unidos y las incertidumbres económicas y políticas del resto de los participantes en la cumbre de Venecia no deben hacer pensar en resultados espectaculares de este seminario anual de los grandes.
Reagan, que el sábado visitará al Papa en Roma, concluirá su viaje a Europa con un "importante" discurso de política exterior en la puerta de Brandemburgo, en Berlín, el día 12. Pero antes pasará revista en Venecia a los principales problemas internacionales y a la situación económica mundial con los líderes de las seis democracias más industrializadas, Japón, el Reino Unido, la República Federal de Alemania, Francia, Italia y Canadá.
Agenda abierta
La cumbre económica anual de los siete grandes tiene, por principio, una agenda abierta. En el terreno de la política internacional, la respuesta de Occidente a la apertura de Mijail Gorbachov, el acuerdo para desmantelar los misiles nucleares de alcance desde 500 a 5.000 kilómetros instalados en Europa, la guerra Irán-Irak y la crisis del golfo Pérsico, el terrorismo internacional y conflictos regionales como Afganistán y Centroamérica, serán discutidos por los jefes de Estado y de Gobierno.
Antes de partir, Reagan ha hecho un llamamiento al reforzamiento de la cooperación aliada, dañada por el desastre de política exterior del Irangate, recordando que hace ahora 40 años Estados Unidos lanzó el Plan Marshall, que logró recuperar a Europa de las ruinas de la guerra mundial.
"Todavía el mundo mira a Estados Unidos en búsqueda de liderazgo", ha dicho el presidente, que habla de un nuevo plan Marshall de ideas, en el que el motor sean la libre empresa, la competencia y el beneficio.
Antes de volar a Venecia, Reagan advirtió que la unidad occidental sólo puede conseguirse abandonando las "ilusiones tentadoras" del proteccionismo y el aislacionismo.
Cambios en la URSS
"Vemos los cambios en la URSS con un prudente optimismo", afirmó el presidente, que está decidido, con el apoyo de la Alianza Atlántica, a firmar este año con Gorbachov un acuerdo de eliminacion de misiles nucleares en Europa.
Shultz no consideró ayer negativo para el acuerdo que la RFA quiera mantener sus 72 cohetes nucleares Pershing 1A, que "son sistemas nacionales como las fuerzas atómicas de Francia o el Reino Unido", dijo.
En el terreno económico, los principales dirigentes occidentales tratarán, en la cumbre Venecia, de estimular y poner en práctica viejos acuerdos de coordinación de políticas económicas para el crecimiento y fórmulas para reducir el proteccionismo y la deuda del Tercer Mundo, así como ayudar a la estabilidad de las diferentes monedas.
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