El alcalde de Biurrun, en Navarra, pide el desalojo de un centro de El Patriarca

Luis Ezkerra, alcalde de la localidad de Biurrun, ha solicitado al Gobierno de Navarra la expulsión y desalojo del centro de rehabilitación de toxicómanos que la asociación El Patriarca tiene en esta población navarra, situada a 18 kilómetros de Pamplona. La tensión entre los 150 vecinos del pueblo y los jóvenes toxicómanos, así como miembros de la fundación -en número similar al de vecinos-, llegó a su cenit el pasado domingo, con enfrentamientos físicos entre varios grupos, que requirieron la intervención de la Guardia Civil.

El pasado 28 de mayo, el concejo aprobó un acuerdo en el que solicita al Gobierno foral que no prorrogue el convenio firmado con El Patriarca, consistente en la cesión a precario, por un tiempo de cinco años, de unas antiguas colonias, debido, según el alcalde, "al incremento de verdaderos actos de pillaje".Los incidentes, en los que, según los vecinos, uno de ellos resultó con una costilla rota, se produjeron el pasado domingo, cuando un grupo de personas del centro de rehabilitación se dirigió al ayuntamiento para protestar por la negativa municipal a conceder una licencia de sondeo y perforación de aguas en un radio de 500 metros alrededor de las antiguas colonias escolares de la localidad. En el edificio no hay agua corriente, ya que el manantial que lo abastecía se secó hace unos 20 días, y algunos ocupantes del centro habían cogido agua en la fuente de la localidad.

Según los vecinos, los miembros de la asociación El Patriarca y toxicómanos del centro "intimidaron al pueblo entero y llegaron a cortar la carretera para exigir la licencia, en lugar de recurrir a los medios legales". Tras los incidentes, representantes de la asociación, el concejo y el Gobierno de Navarra mantuvieron una reunión con el director regional de Bienestar Social, Ricardo de León, quien, como primera medida, ha pedido a El Patriarca la reducción del número de plazas del centro, considerado como excesivo para la población de la zona. Así, desde las 150 plazas actuales, el centro verá reducida su población a un máximo de 60 personas.

El alcalde, Luis Ezkerra, perteneciente a una candidatura independiente, ha denunciado las a su juicio "graves deficiencias sanitarias y de higiene" que presenta el centro, y ha expresado el temor de los vecinos "a coger cualquier tipo de infección", añadiendo que "el degradante estado de saneamiento del centro" obligó ya al pueblo en una ocasión a cortar el abastecimiento de agua corriente porque los desagües de las colonias, que van a parar a una finca de cultivos, se infiltraron en la red de uso diario.

Éstos, reunidos ayer en asamblea, elaboraron un extenso comunicado, que hoy piensan insertar como publicidad en diversos periódicos locales, en el que señalan que, tras una acogida amistosa brindada por la localidad al centro y sus ocupantes, comprobaron, con el paso del tiempo, cómo El Patriarca "utilizaba a los internos [muchos de los cuales cumplen condena de arresto por diversos delitos, en este lugar, como medida de reinserción] para amedrentar a los vecinos".

Los responsables del centro han señalado que la situación actual "se ha tranquilizado", y achacan los enfrentamientos "a problemas normales de convivencia entre personas vecinas", al tiempo que se han mostrado conformes con la decisión de reducir la población toxicómana de este centro.