Escándalo en Seúl
EL CAMBIO de Gobierno en Seúl es consecuencia del escándalo causado por la ocultación de las responsa bilidades de los policías que, aplicándole la tortura de la bañera, causaron la muerte de un estudiante en enero de este año. El que en un país no democrático, como Corea del Sur, la muerte de un preso a causa de torturas obligue a dimitir al Gobierno merece ser subrayado. Sobre todo si se piensa que entre nosotros la tortura y desaparición de El Nani es presentada por nuestro muy democrático y socialista ministro de la policía como un gol que le metieron. En Corea del Sur las movilizaciones populares han sido amplias e incesantes en los últimos meses, exigiendo el fin de los métodos salvajes aplicados por las fuerzas del orden y un cambio constitucional que permita al pueblo elegir directamente al futuro presidente. El sistema actual de elecciones indirectas favorece abusivamente al partido oficial. El cambio de Gobierno decidido por el presidente Chun Doo Hwan tiende a dar cierta satisfacción a las demandas de la calle, pero reduciendo al mínimo la reforma del sistema de poder. Un alto porcentaje de ministros del anterior Gobierno permanece. El nuevo primer ministro es un profesor sin experiencia política. El presidente, un general llegado a la jefatura del Estado gracias a un golpe de fuerza, que ha ejercido una durísima represión, quiere utilizar la celebración de los Juegos Olímpicos en Seúl en 1988 como argumento contra el res tablecimiento de la democracia. Se ha echado atrás de sus promesas sobre una reforma constitucional, aplazando cualquier negociación al respecto hasta después de los Juegos. Pretende asegurar, con unas elecciones indirectas a finales de año, que su sucesor sea una persona de su total confianza, el general Roh Tae Woo, que dirige el partido oficial. Este viraje del dictador, al cerrar un paso negociado hacia una democracia efectiva, ha empujado a las fuerzas de oposición a vigorizar las protestas. La creación de un frente común por un cambio democrático, en el que se agrupan, al lado de los partidos, sacerdotes budistas y de otras religiones, personalidades de la cultura y de la vida económica, tiende a dar mayor amplitud al movimiento contra Chun.
Estados Unidos ha puesto sus esperanzas en una evolución moderada en Corea del Sur. La existencia de Corea del Norte, con el régimen comunista más rígido y secreto del mundo, ha sido la razón invocada por Washington para justificar la "necesidad" de no poner en peligro el Gobierno de Soúl, a pesar de su carácter dictatorial. En el norte no hay signos de evolución interior. El escándalo organizado por el Gobierno surcoreano cuando lanzó la falsa noticia de la muerte del líder norcoreano Kim Il Sung sólo contribuyó a mitificar aún más a éste. Llevaba cinco años sin visitar la capital china, mientras su acercamiento a Moscú se había acentuado. Ahora quiere ampliar sus relaciones exteriores, valorando más el marco asiático en que su país se mueve. Con todas sus limitaciones, la apertura de los comunistas chinos, además del nuevo curso soviético, son factores de presión no despreciables.
Tanto China como Estados Unidos tienen un interés evidente en que sé produzca una flexibilización de las relaciones entre las dos Coreas. Los Juegos Olímpicos podrían crear ocasiones para ello. Las condiciones por las que atraviesan las dos Coreas no permitirán que dichos Juegos escapen a las ataduras políticas.
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