El 'sí' irlandés culmina el proceso de ratificación del Acta Única Europea
Irlanda dio ayer un sí a Europa al aprobar en referéndum el Acta Única Europea, destinada a conseguir una mayor coordinación entre los 12 países comunitarios. A pesar del continuo bombardeo de la población por parte de partidarios y enemigos del Acta, la participación popular sólo alcanzó el 48% de las 2.461.615 personas inscritas en el censo electoral. Cuando iban escrutados 27 de los 41 distritos electorales, la proporción de votos favorables era de dos a uno.
El voto afirmativo a la incorporación del Acta a la Constitución irlandesa permitirá la aplicación del documento, ya aprobado por todos los parlamentos comunitarios, y que tenía que haber entrado en vigor el primero de enero.El porcentaje de participación es el más bajo de los registrados en una consulta popular en Irlanda. En el referéndum para la entrada en el Mercado Común en 1972 participó el 71% del censo mientras que en el que se dijo no al divorcio, celebrado hace un año, tomó parte el 63%.
Los analistas políticos achacan la baja votación a la poca claridad de los argumentos ofrecidos a la opinión pública así como las heterogéneas alianzas provocadas por la consulta popular, donde el sí ha colocado en el mismo barco al Gobierno y a la oposición, mientras que el no ha reunido en la misma cesta a grupos tan dispares como los integristas católicos, al Sinn Fein -ala política del Ejército Republicano Irlandés (IRA)-, a la extrema izquierda representada por el Partido de los Trabajadores, y a verdes y pacifistas.
Los partidos del arco parlamentario, desde el Fianna Fail en el Gobierno al Fine Gael, Demócratas Progresistas y Laborista en la oposición, defendieron el voto afirmativo con el argumento de que Irlanda se vería obligada a abandonar la Comunidad Europea (CE), en el caso de que no fuese aprobada el Acta, un abandono calificado de "suicidio económico y político". Irlanda recibió del Mercado Común el año pasado una cantidad equivalente, a los 180.000 millones de pesetas anuales, igual al 6% del Producto Nacional Bruto.
Por su parte, los partidarios del no se dividieron entre los que temían que el Acta fuera un portillo abierto a la importación de legislación avanzada, como el divorcio y el aborto, y los que afirmaban que la ratificación amenazaba con terminar con la tradicional neutralidad irlandesa y podía dar paso a un eventual ingreso de Irlanda en la OTAN.
Como era de esperar, el sí ha conseguido la votación más alta en los distritos rurales del país alcanzando en muchos de ellos porcentajes superiores al 80%.
El taoiseach (primer ministro) Charles Haughey manifestó que "el abrumador resultado demuestra que el pueblo irlandés está totalmente comprometido con la Comunidad Europea y participará al cien por cien en su desarrollo futuro".
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