El 'retorno de los brujos'
La probable. vuelta a la política de, Demirel y Ecevit, penúltimo paso para democratizar el régimen turco
La casa de Suleimán Demirel, en un barrio residencial de Ankara, es un continuo ir y venir de gentes encorbatadas que se dan solemnemente la mano y charlan entusiasmadas. El ex primer ministro conservador, de 63 años, que dirigía el Gobierno democrático derribado por los militares el 12 de septiembre de 1980, recibe allí a los que hace años fueron sus colaboradores más directos en el Partido de la Justicia (PJ, disuelto por orden de los milita res) y en varias administraciones. Con ellos discute del próximo futuro, de cómo hacer que el Partido de la Recta Vía (PRV, cuyo parentesco con el PJ es tan evidente que incluso tiene, como él, un caballo por emblema) siga comiéndole el terreno al PMP, de Turgut Ozal, actualmente en el poder. El despacho en el que el veterano político recibe al periodista parece el escenario de una representación cuidadosamente preparada. En tres de las paredes hay otras tantas filas de sillas ocupadas por correligionarios del sultán (así se le conoce en Turquía, como el sultán Demirel), miembros del PJ o del PRV. Ex ministros, ex diputados, ex dirigentes sindicales, ex secretarios generales. Está claro quién es el jefe. Y cuando el jefe se levanta, todos, se levantan. Cuando el jefe se sienta, todos se sientan. Cuando el jefe habla, todos callan. Desde aquí, Demirel prepara su vuelta al poder. Ya hace política, y de manera abierta, aunque un artículo provisional de la Constitución que los militares hicieron aprobar en un plebiscito en 1982 le prohíbe, hasta 1990, formar o ser miembro de un partido, o presentarse como candidato a cualquier elección. "La prohibición no ha podido cerrar ni mi mente, ni mi boca, ni mi corazón", dice. "En estos años he seguido en contacto muy estrecho con el pueblo".Demirel es el poder en la sombra del PRV, que tiene como líder teórico a Husamettin Cindoruk, y, junto al ex primer ministro socialdemócrata Bulent Ecevit, también proscrito, es el eje de una reforma constitucional recientemente aprobada en el Parlamento turco y que permitirá someter a un referéndum el levantamiento de las prohibiciones.
Condiciones del referéndum
El primer ministro y líder del gobernante PMP, Turgut Ozal, no las tiene todas consigo de que pueda mantenerse en el poder si ambos (y especialmente Demirel) entran en liza electoral de manera abierta. Por eso ha intentado poner condiciones duras que convirtieran en incierto el resultado de la consulta popular. Pero, finalmente, ha aceptado que basta con que el número de síes supere al de noes, sin que se exija ningún porcentaje especial de votantes sobre el censo. En estas condiciones, el retorno de los brujos parece garantizado, aunque el uso que Ozal haga de la radio y la televisión puede influir de manera notable en el resultado del referéndum.
Para Demirel, "el artículo provisional 4, que establece las proscripciones, fija unas penas sin que se haya producido ningún delito. No ha habido investigación, ni procesamiento, ni tribunal, ni juicio. Sólo sentencia". El veterano político señala que el 80% de los cuadros del PJ está ahora en el PRV, y que éste se está configurando como un "partido fuerte" con el objetivo de conseguir "una Turquía totalmente libre y democrática".
El ex primer ministro rechaza cualquier parentesco con la formación de Ozal, que "cree que Turquía comenzó en 1983, cuando llegó al poder, y que carece de auténtica línea". "No. puede llamarse ni conservador ni derechista" asegura, "porque tiene cuatro corrientes, cuatro ideologías". Algunos analistas creen incluso que hay una corriente demirelista. En las últimas semanas ha habido una serie de trasvases de diputados que demuestra que el PMP no es precisamente un partido totalmente estable.
El socialdemócrata Bulent Ecevit, de 62 años, no parece un sultán. El edificio del barrio de Oransitesi, en las afueras de Ankara, en el que se encuentra su modesto domicilio, ni siquiera tiene ascensor. Ecevit tampoco parece tener un proyecto de poder, sino tan sólo de construir un «movimiento verdaderamente democrático de izquierdas, un partido socialista democrático construido a partir de las bases, del pueblo, y no de las elites". El embrión de este proyecto del ex primer ministro es el Partido de Izquierda Democrática (PDI), que oficialmente dirige su esposa, Rashan, y que muy probablemente pasará a encabezar abiertamente, si el sí triunfa.
Ecevit ha seguido los últimos años en la política activa, ya que no en la oficial. "Pero he tenido que pagar", recuerda, "un alto precio; ahora mismo tengo pendientes más de 130 procesamientos. Si se está dispuesto a pagar por ello, se puede hablar en cualquier país". Evidentemente, para Ecevit, Turquía no es aún una democracia plena.
Sólo Erdal Inonu, de 61 años, líder del Partido Populista Socialdemócrata (y adversario político de su correligionario Ecevit), se opuso finalmente en el Parlamento a la ley que hace posible el referéndum. "No porque estemos contra las proscripciones", aclara Inonu desde su despacho en el Parlamento de Ankara, "sino porque Ozal ha cambiado la Constitución para poder alterarla en el futuro a su capricho. Un simple voto de la Cámara habría bastado para levantar las limitaciones a Demirel y Ecevit".
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