Ni un duro más
Esta carta es para comunicar a la Oficina de Protección Civil y Seguridad de la Compañía Metropolitano de Madrid que les estoy muy agradecida, y desde hoy mismo les ayudaré a mejorar el servicio, siguiendo sus instrucciones.¡Andaba yo confundida y ahora he visto la luz! No se me había ocurrido que los mendigos que piden de vagón en vagón eran una organización para la explotación ilegal de las personas. Claro que con mi poco entendimiento no había reparado yo en que los mendigos se reparten líneas y estaciones de metro, y que preparan los salmos pedigüeños pensando en explotarnos. Ahora estoy convencida: son una mafia que atenta contra mi seguridad. Yo no sé por qué sensiblería pensaba: "Pobres, pobres", pero ya he aprendido la lección. Era una sensibilidad mal entendida que me hacía desprenderme de algunos duros en el trayecto diario.
Ahora ya sé: -si doy una limosna contribuyo a mantener, incluso fomentar, una actividad ilegal que puede redundar en mi propio perjuicio. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Nadie tira piedras a su propio tejado. Me doy por enterada de que el problema no es la pobreza, sino la caridad (mal entendida). No lo hubiera imaginado antes, pero ahora, con el aviso del Metro, he abierto los ojos. Gracias, muchachos del, Metro; estoy segura de que así mejoraremos el servicio. Entre todos limpiaremos de mendigos los túneles infectos del metro. Recogeremos bien la basura debajo de la alfombra, más abajo todavía.Los usuarios del metro estamos dispuestos a echaros una mano con lo de arrojar a las profundidades tanta miseria dolorosa.
Así que lo dicho. Ni un duro más.-
