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El espíritu de Medinaceli

Joaquín Estefanía

En junio de 1977, hace casi diez años, 27 empresarios elegían el nombre de la cúpula patronal que a partir de entonces funcionaría en España: Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). Era la ruptura definitiva con el sindicato vertical.También se tomó la decisión de que su presidente, el primer patrón de patronos, sería el catalán Carlos Ferrer Salat, a quien algunos habían conocido esa noche. El escenario, el restaurante madrileño Medinaceli, apenas a 100 metros del Congreso de los Diputados.

Los asistentes, verdaderos precursores del movimiento patronal libre en España, fueron los siguientes: Carlos Ferrer Salat, Félix Mansilla, Emilio Vázquez Novo, Agustín Rodríguez Sahagún, José Antonio Segurado, Francisco Salas, Carlos Donnay, señor Garau, Jesús de las Heras, Pedro Viladomín, Aquilino Pravia, Francisco González, el conde de Montarco, Rafael Zabala, Vicente Castellano, Silvino Navarro, Alfredo Molinas, Anchón de la Cava, Julio Pascual, Rafael Termes, Juan Salas, José María Cuevas, Javier Ferrer, Francisco Machín, José Sangra, Francisco Jiménez y Max Mazim.

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Según el acta de la cena, tomó la palabra en primer lugar Ferrer Salat (presidente de Fomento del Trabajo Nacional), "quien tras felicitarse por la nutrida concurrencia, puso en conocimiento de todos los presentes que en la mañana del día siete se había producido un acontecimiento digno de ser resaltado: la firma de un llamamiento por parte de la Confederación General Española de Empresarios, la Confederación Empresarial Española y la Agrupación Empresarial Independiente [patronales preexistentes], en el que se anuncia la fusión de estas tres organizaciones para ofrecer a las asociaciones o federaciones de carácter sectorial y a las de carácter territorial una organización marco, en cuyo seno pudieran producirse los acuerdos necesarios para llegar a construir el organismo unitario nacional de representación empresarial".

Sin protagonismos

A continuación intervinieron varios empresarios que "reiteradamente hicieron constar la inexistencia por parte de sus promotores de cualquier voluntad de protagonismo personal, que sus organizaciones se habían dedicado a promocionar entidades de representación entidades de representación empresarial a lo largo y ancho de la geografía española, y que ahora, a todas ellas y a las que hubieran surgido o surgieran en el futuro les correspondia conformar la organización de representación general".

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