La generación de 1961, en escena

Tres compositores madrileños, uno gallego y otro andaluz se reunieron en el Primer Panorama de Jóvenes Compositores celebrado el viernes en el Teatro Real por la Orquesta Nacional. Tres de ellos nacieron en 1958 -Durán Lóriga, Manuel Seco y Enrique Macías-, otro es de 1957 -Roberto Mosquera- y el más "viejo", José Manuel López, vino al mundo en Madrid en 1956.Pertenecen a la generación que denomino de 1961, esto es, los nacidos entre 1954 y 1968 y son coetáneos, por lo tanto, de Salvador Brotons, Roig Francolí, José Ramón Encinar, Manuel Balboa, Pérez Maseda, Manuel Hidalgo, Benet Casablancas y Alfredo Aracil. ¿De dónde procede, musicalmente, cada uno de los selecciones esta vez? El porteño gaditano Mosquera de las clases de Claudio Prieto y, por supuesto, de los cursos españoles y extranjeros -Villafranca del Bierzo, Darmstadt, el aula de Franco Donatoni-, lo que se advierte en su bien planteada y realizada Morgenröte, de gran cohesión y variedad tímbrica, seguridad en su contrastado devenir -de los tonos oscuros a la luz- inspirados en versos de Kavafis (el luminoso azul, la amarilla ribera, los sueños de la memoria, la relativa imagen del placer).

Jacobo Durán Lóriga, madrileño residente en Alemania, surgió a la música por una triple vía: la crítica, la práctica de, la música antigua en Atrium Musicae y el conservatorio. Fueron maestros suyos Bernaola y De Pablo, en España; Mandolini y Humpert, en Colonia. En Spa, la página presentada ahora, queda patente cierta adscripción germánica y un pensamiento influido por la electro acústica.

Larga es la nómina de maestros en el caso de otro madrileño, José Manuel López: Antón García Abril y Román Alis, en el conservatorio; De Pablo, Bernaola, Nono, Manzoni, Gentilucci, Vaggioni, Hiller, aquí y fuera de aquí. Su Chronos es de un expresionismo violento renuente a la organización sistemática, objetiva y cargada de sorpresas sonoras. Sin ser netamente darnistacitiana podría afiliarse a ese tronco según la evolución experimentada a finales de los años cincuenta.

Evolución

Acusa una evolución notable en su pensamiento y en su estilo Manuel Seco de Arpe, igualmente madrileño y procedente de la cantera heterogénea de Bernaola, García Abril y Donatoni. Su partitura Suivant resulta de un humanismo expresivista mucho más marcado que en sus obras anteriores. Dueño de un oficio artesanal considerable, seco sabe bien lo que quiere y cómo conseguirlo y, en cuanto a la estética, se sitúa, como tantos autores de hoy, en un plano que considera valores tradicionales, aunque, en conjunto, Suivant diste de ser una expresión conservadora. Los cinco movimientos se articulan en una unidad de concepto.El vigués Enrique Macías -un imaginativo autodidacta muy tocado por la electroacústica (Darmstadt, Helsink¡, París, Cracovia)- utiliza una gran plantilla orquestal para modificar en la sustancia y, sobre todo, en la expresión su Morgen Gesang II. Importa la eclosión de los valores sonoros en un plan en el que referirse a 64 partes reales puede resultar confuso y hasta inexacto. Una vez más Enrique Macías se muestra en Morgen Gesang III potente, arriesgado, de un voluntarismo de gran voz y una polícroma ideación instrumental.

Un director de la misma generación que los compositores, José Luis Temes, trabajó magníficamente con la Orquesta Nacional.