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Hanoi no está dispuesto a 'vender barata' la salida de sus tropas de Camboya

Pilar Bonet

La primera visita a Moscú del líder vietnamita Nguyen van Linh, en su calidad de tal, ha puesto en evidencia que Hanoi no está dispuesto a vender bárata la salida de sus tropas de Camboya, hoy por hoy el obstáculo más resistente a la normalización de relaciones entre Pekín y Moscú. Van Linh, que sustituyó a Truong Chin al frente del Partido Comunista de Vietnam el pasado diciembre, en el sexto congreso de, la organización, ha iniciado una política de pragmatismo económico con la que trata de aumentar la eficacia de la gestión del país.

En Moscú, donde ha permanecido del 17 al 22 de mayo, el dirigente se ha entrevistado con el líder soviético Mijail Gorbachov y ha solicitado reiteradamente mayor ayuda económica de la URSS para Hanoi.El apoyo y la ayuda de la URSS son "condiciones necesarías" para que el país pase del retraso económico al socialismo, dejando de lado la etapa de desarrollo capitalista", ha dicho Van Linh en Moscú. Egor Ligachov, miembro del Politburó del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), ya prometió el pasado diciembre, como ha reiterado ahora Gorbachov, un aumento de la ayuda soviética a Vietnam. Según Ligachov, ésta alcanzará entre los 12.000 millones y los 13.000 millones de dólares en 1986-1990.

El apoyo económico de la URSS es el que, en opinión de los vecinos asiáticos de Vietnam, hace posible la presencia militar de Hanoi en Camboya. Tropas vietnamitas, que en la actualidad suman 140.000 hombres, invadieron este país a finales de 1978 e instalaron en el poder a Heng Samrin después de haber echado a los jemeres rojos dirigidos por Pol Pot. Los jemeres siguen luchando en territorio de Camboya como parte de una inestable coalición propiciada por China y dirigida por el príncipe Sijanuk, cuyas invitaciones al diálogo rechaza reiteradamente el Gobierno de Pnom Phen.

Solución política

Tanto la URSS como Vietnam insistieron en la necesidad de una solución política para el conflicto de Camboya durante la estancia de Van Linh en Moscú. Sin embargo, el dirigente vietnamita dejó bien claro que la eliminación de los partidarios de Pol Pot es una de las condiciones para tal solución.

En un discurso pronunciado en el Krenilin, Van Linh manifestó que su país, junto con Lagos y Camboya, ha realizado propuestas para regular políticamente el problema de este último "con las dos importantes cuestiones, que son la salida de los soldados vietnamitas y la eliminación de las bandas criminales de seguidores de Pol Pot y el cese de la injerencia exterior en los asuntos internos de Camboya". .Medios asiáticos en Moscú llaman la atención sobre el vínculo establecido por Van Lihn entre la retirada militar vietnamita y lo que parece ser una referencia directa a la destrucción física del adversario.

Gorbachov, por su parte, señaló que la solución política para el problema de Camboya debe tener en cuenta los "elevados intereses de este pueblo y su derecho legítimo a forjar ellos mismos su destino sobre la base de la unificación de todas sus fuerzas patrióticas".

En opinión de medios pro chinos en Mocú, la idea de unificación patriótica preconizada para Camboya es más estrecha que la idea de reconciliación nacional que la Unión Soviética propicia en Afganistán, y que parece llegar a incluir al exiliado rey de este país.

Gorbachov se ha referido al genocidio de Pol Pot", pero el comunicado final de la visita de Van Lilin, publicado ayer por la Prensa soviética, afirma que la URSS y Vietnam consideran que "la búsqueda de caminos para regular los aspectos internacionales del problema de Camboya con medios políticos debe tener en cuenta las realidades existentes en la región con la participación, de una u otra forma, de todas las partes interesadas".

Vietnam y la URSS se pronunciaron por la "normalización y mejora" de las relaciones con China con el fin de aumentar la, estabilidad en la región. La URSS apoyó la idea de celebrar conversaciones chino-vietnamitas "para regular las cuestiones en litigio". Medios chinos insis

ten en que la salida de las tropas vietnamitas de Camboya es condición previa para cualquier conversación con Hanoi.Van Linh se mostró agradecido por la ayuda soviética, incluida la militar, que en 1986 fue de 1.500 millones de dólares, un 9% menos que en 1985, según datos de Tailandia, que contempla como un peligro la presencia vietnamita en Camboya y afirma que la URSS tiene acceso exclusivo a la base naval vietnamita de Cam Ranli Bay. Hanoi desmiente este punto.

En nombre de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), el ministro de Exteriores de Tailandia, Sidi Savetsile, estuvo recientemente en Moscú, donde presionó para que la URSS convenza a los vietnamitas para que salgan de Camboya. Tras la visita de Van Linh no hay indicios de que se haya progresado en este sentido

Una ayuda mal administrada

Mijail Gorbachov ha prometido más ayuda económica a Vietnam, pero ha insistido en que debe ser mejor admiñistrada, como ya habían hecho antes otros representantes soviéticos. Las relaciones económicas entre Vietnam y la URSS abundan en problemas por-ambas partes, como demostraba recientemente una insólita serie de artículos en el periódico del comité central del PCUS Sozialisticheskaia Industria.

Los artículos ponían de manifiesto que la URSS había exportado a su relación con Vietnam los problemas de ineficacia y falta de coordinación que afectan a sus instituciones económicas y que no había logrado crear allí una alternativa eficaz y seria a empresas envejecidas del tiempo de la colonización francesa y la estancia norteamericana (explotación del caucho y fundición del acero). Constataba el periódico la disminución de la capacidad adquisitiva de los vietnamitas, víctimas de una elevada inflación y una política de industrialización forzada, y revelaba que los soviéticos no cumplen con, sus obligaciones, se retrasan en la puesta a punto de la explotación de petróleo encontrado frente a la costa vietnamita y no pueden ofrecer la tecnología que Hanoi necesita.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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