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Falló la vigilancia electrónica de la 'Stark'

Francisco G. Basterra

Toda la parafernalia electrónica a bordo de la fragata norteamericana Stark falló y tuvo que ser un vigía en la cofa, igual que en los tiempos de la batalla de Trafalgar, quien diera a pura voz el aviso de que un mísil iraquí Exocet se aproximaba al buque, según confirmó ayer el capitán del navío. Fueron dos misiles, no uno, como se creyó en un principio, los que alcanzaron a la fragata el pasado domingo en el golfo Pérsico, provocando la muerte de 37 marineros, a los que hoy Ronald Reagan despedirá como "héroes", en un funeral oficial en la base de Mayport, en Florida.

El segundo misil, un Exocet -ahora se duda si el primero fue de otro tipo, quizás guiado por láser lo que explicaría que fuera invisible para el radar de la fragata- fue encontrado sin explotar y ha sido desactivado. El secretario de Defensa, Caspar Weinberger, lo mismo que un Congreso airado por los sucedido, han exigido a Irak que permita el interrogatorio del piloto del Mirage F-1 para que explique por qué disparó "sin preocuparse de confirmar a qué barco atacaba y sin acercarse los suficiente para obtener una identificación positiva"."No sé si fue mi culpa. No sé si fue la culpa del operador o del equipo, o se trató de un acto de Dios", explicó confundido y tenso el capitán del Stark, en una conferencia de prensa en Baharain. Brindel dijo que sólo tuvo unos segundos desde que el vigía advirtió que se acercaba el Exocet, durante los cuales llamó a toda la tripulación -parte de la cual estaba durmiendo- a sus puestos de combate e intentó, en vano, activar el sistema de defensa automática, que hubiera hecho disparar a seis cañones una barrera de 3.000 proyectiles por minuto.

El capitán insistió en que, en ningún momento, su radar recibió una señal electrónica distinta al punto que señalaba al avión atacante, que indicara que el Mirage había soltado ya el Exocet. También explicó que nunca imaginó que fuera a ser atacado por un caza iraquí.

El radar del Stark había seguido al Mirage desde que lo captó, cuando se encontraba a 200 millas del barco, hasta que se acercó a sólo 10 millas. En ese período de tiempo, el Stark lanzó dos llamadas por radio advirtiéndole que se trataba de un barco norteamericano. Tras la última comunicación -los iraquíes aseguran que el piloto no las recibió- los responsables en el puente de mando de la fragata, desde donde se controlan sus sistemas de defensa, esperaron dos o tres minutos hasta que oyeron que, en cuestión de segundos, el misil haría impacto. Ya era tarde y la escena siguiente fue un infierno de fuego y humo.

Estados Unidos e Irak han aceptado que se trató de un accidente involuntario y el Gobierno de Bagdad ha anunciado que compensará económicamente a los familiares de la víctimas. La rápida y fácil aceptación de Washington de las razones iraquíes demuestra el interés de EEUU por restablecer los puentes con Irak, deteriorados por el Irangate y la venta de armas a Jomeini. El Presidente ha calificado a Irán como "el villano" de la guerra del Golfo.

La inutilización de una moderna fragata valorada en 130 millones de dólares (más de 16.500 millones de pesetas) por un misil bastante antiguo, que sólo cuesta 250.000 dólares, ha provocado un debate sobre el valor militar de construir una Armada de 600 barcos y grandes grupos aeronavales, en la que esta Administración ha en terrado miles de millones de dólares. Expertos británicos dijeron ayer que la tripulación del Stark no estaba entrenada para defenderse de un misil que vuela casi a ras de agua. Un Exocet acabó con el destructor inglés Sheffield durante la Guerra de las Malvinas, en 1982.

A pesar de estas dudas, Reagan ha confirmado que 11 petroleros kuwaities navegarán por las peligrosas aguas del Golfo bajo bandera norteamericana y protección de navíos de guerra estadounidenses. Los expertos ven en esta decisión un aumento del riesgo para EEUU en una dificil misión de disuasión y de protección de la libre navegación y del flujo de petróleo, como policías de paz en una guerra que no es la suya. La otra superpotencia, la URS S, está haciendo lo mismo El lunes y el martes, tres cazas iraquíes F-1 Mirage se acercaron peligrosamente al destructor norteamericano Waddell.

Un sector del Gobierno, en el que se encuentra el secretario del Tesoro, el ministro de Justicia y el jefe del gabinete presidencial, ha urgido a Reagan para que informe al Congreso, bajo la Ley de Poderes de Guerra, de que los barcos norteamericanos que patrullan en el Golfo Pérsico están en peligro de "probables e inminentes hostilidades" con Irán. Pero Weinberger y el secretario de Estado, Georges Shultz, se han opuesto a invocar esta legislación que permite al Parlamento limitar los poderes presidenciales en la implicación de fuerzas estadounidenses en una guerra.

La Casa Blanca ha confirmado que dos cazas F-15 saudíes se negaron el pasado domingo a interceptar al Mirage iraquí, tras recibir una petición de un avión norteamericano AWACS de vigilancia electrónica. Pero Washington, que está intentando vender 12 nuevos F-15- a Ryad por valor de 500 millones de dólares, no ha protestado por esta negativa. El Congreso ha reaccionado con irritación y la Casa Blanca ha decidido posponer la petición de estos aviones al Parlamento.

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