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Comienza el juicio contra los GAL en Pau sin esperanza de aclarar la trama oculta de la organización

Las esperanzas de conseguir alguna luz sobre la trastienda de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) durante el juicio contra uno de sus comandos mercenarios, iniciado ayer en Pan (Francia), se desvanecieron nada más comenzar el interrogatorio de Gay Cantavenera, el hombre que pagó por el asesinato de Xabier Galdeano. Cantavenera optó por negarlo todo. Su actitud soberbia frente a los jueces confirma que está dispuesto a llevarse a la prisión el secreto de quién le encargó, presumiblemente desde España, la organización del crimen.

Cantavenera, de 50 años, propietario de Don Peppino, un restaurante italiano de París está acusado de ser el inductor y cómplice del asesinato de Galdeano. Como presuntos autores materiales comparecen ante el tribunal Alain Parmentier, de 31 años, que trabajó para Cantavenera como cocinero; Jacky Pinard, de 42 años y Bernard Foucher, de 49 años.Los dos primeros han confesado haber disparado a las 19.15 del 30 de marzo de 1985 en la calle Arramendi, de San Juan de Luz, contra el corresponsal del diario Egin en el País Vasco francés, Xabier Galdeano, mientras que Fotucher reconoce que les esperaba al volante de un automóvil para huir.

El vehículo, un Citroen CX, fue el punto de partida de la investigación policial. Testigos del atentado contra Galdeano, al que los tres acusados esperaron cerca de su domicilio cuando regresaba de cubrir la información sobre el asesinato de un joven francés por otro comando de los GAL, pudieron ver la matrícula, 4738-RL-64. Poco después, la policía encontraba el coche abandonado.

En su interior fueron descubiertos un revólver Smith Wesson, de calibre 38 milímetros, y una factura del hotel President, de Biarritz, a nombre de Foucher. La intervención del teléfono del sospechoso, en una localidad cercana a París, permitió a la policía encontrar un hilo que podía haber llevado hacia el centro del ovillo. El chofer del grupo de los GAL fue detenido junto a Pinard, Parmentier y Captavenera después de que éste entrar en contacto con los otros tres para entregar a cada uno cerca de 30.000 francos (más de 600.000 pesetas, a cuenta de los seis millones que les había prometido en total).

Cantavenera, que ha residido casi dos años en la Costa del Sol y tiene todavía un hermano al frente de un negocio en Torremolinos, acababa de llegar a París desde Málaga, donde según todos los indicios había recogido el dinero de manos aún desconocidas. A pesar de la confesión de los tres mercenarios, que reconocieron haber disparado contra Galdeano por encargo, y del testimonio de otros dos detenidos, que le sefialaron directamente como organizador del grupo, el hombre del maletín defraudó las esperanzas de los policias y los jueces franceses.

Optó por negarlo todo, igual que el único mercenario de los GAL condenado, hasta ahora por asesinato, Pierre Baldés, que en mayo pasado se enfrentó a la cadena perpétua sin despegar los labios.

Durante el interrogatorio inicial celebrado ayer, su empeño en buscar explicaciones fantásticas a los asuntos más variados provocó risas entre los compañeros del banquillo y los magistrados, y hasta alguno de los abogados defensores no pudo ocultar su hilaridad cuando el acusado negó un intento de fuga de la prisión de Pau en mayo de 1986, por el que fue condenado a 18 meses de cárcel, Según Cantavenera, cuando fue sorprendido en el tejado de la prisión no intentaba saltar al exterior, sino que pretendía llamar la atención.

Testigos suficientes

Las conclusiones del acta de acusación leída ayer, sin embargo, no dejan lugar a dudas y el fiscal parece disponer de testigos suficientes para probarlas. Cantavenera propuso a Parmentier en París a primeros de febrero, a cambio de 100.000 francos (2.220.000 pesetas) la eliminación de alguien a quien presentó como un terrgrista de ETA. El cocinero de Don Peppino incorporó al trato a Foucher y Pinard, amigos cuyas dificultades económicas conocía. Cantavenera les proporcionó también la dirección, el teléfono y la matrícula del automóvil de Galdeano.El juicio se desarrolla en la Audiencia de Pau ante un tribunal compuesto únicamente de magistrados, que dictarán sentencia sin la colaboración habitual del jurado. Tras el proceso en París contra el terrorista árabe Abdallah, es la segunda ocasión en que se aplica esta fórmula especial en Francia. A la sesión de ayer asistieron la viuda de Galdeano, Begoña Prieto, y las dos hijas del matrimomo, que ejercen la acusación particular representadas por las abogadas Christianne Fandó y Mireille Gleyma. El abogado de Alain Parmentier, Pierre Blaçy, ha intervenido ya en otros procesos contra los GAL y fue el defensor de Baldés.

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