¡Señoras y señores..!
¡... Con ustedes, la Orquesta Mondragón!". Dicho esto, Javier Gurruchaga metió al público, por arte de birlibirloque, en la bota de bruja que se puso por sombrero, y comenzó a jugar.Inmediatamente se pudo comprobar que las 60.000 personas que abarrotaban el auditorio de la Casa de Campo y no cesaron de bailar estaban dispuestas a participar porque el juguete estaba diseñado especialmente para ellas. Canciones planificadas al milímetro para la diversión y la alegría, adornadas con sucesivas reencarnaciones de Popoxto rodeado de muñecas hinchables, enanos convertidos en Rambos y gordas. Un Gurruchaga que da la impresión de poseer la varita mágica que le permite dominar el escenario y el ambiente, respaldado por una banda de ocho músicos seleccionada entre lo más granado de la profesión, con la libertad de movimientos, precisión y potencia necesarias para llevar en volandas a cualquiera que tenga capacidad para arrastrarles.
Concierto de Duncan Dhu y Orquesta Mondragón
Duncan Dhu. Mikel Erentxun (voz y guitarra), Diego Vasallo (bajo y voces), Juan Ramón Viles (batería). Orquesta Mondragón. Javier Gurruchaga (voz), Tony Carmona (guitarra y coros), Juan Carlos Mendoza (bajo y coros), Angel Celada (batería), Kiflus y Esteban Coll (teclados), Esteban Frankevich (trompeta), Andrés Olenizack y Jorge Pardo (saxos), Popoxto (Popoxto). Auditorio de la Casa de Campo. Madrid, 14 de mayo.
Y para que no faltase nada, la guinda de un sonido excelente, que convierte a la Orquesta Mondragón en uno de los espectáculos más completos que actualmente puedan verse en España por la óptima utilización de los recursos más que por la aparatosidad de los mismos. El rock de la Mondragón es un guiño constante que siempre encuentra cómplices, porque Javier Gurruchaga se encarga de despejar las posibles dudas, y su actuación superó con creces lo conseguido en discos y pasados san Isidros.El trío Duncan Dhu fue el encargado de abrir la velada y superaron el reto de presentarse en Madrid ante audiencia multitudinaria. Son muy jóvenes y todavía inexpertos, pero su aprendizaje se realiza sobre la marcha y caminan rápido. En absoluto desmerecen lo ofrecido en sus dos únicos elepés y, sobre todo, tienen algo que ni se compra ni se vende: magnetismo para conectar a través de sencillas canciones que fueron masivamente coreadas en una redonda noche de fiesta.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Análisis de ajedrez | Carlsen anula a Niemann
Carlsen recupera con claridad su corona en el Mundial de ajedrez rápido
Trump habla con Putin por teléfono antes de reunirse con Zelenski en Florida
El cambio radical de Sophie Alisch, de boxeadora invencible a ciclista profesional: “Voy a demostrar que no me he equivocado”
Lo más visto
- Los grandes derrotados del Gordo de Navidad de Villamanín, 15 jóvenes de entre 18 y 25 años: “Hoy hemos perdido amigos”
- Europa entra en estado de alerta ante la embestida estratégica de Trump
- ¿Qué pasa si uno solo de los ganadores del Gordo de Villamanín decide denunciar?
- El alpinista Simone Moro sobrevive a un infarto a 5.000 metros y anuncia la creación de un servicio de rescate aéreo en el Karakoram de Pakistán
- El PP normaliza los pactos con Vox




























































