Tres presos enfermos del SIDA se declaran en huelga de hambre
Tres reclusos del hospital penitenciario de Carabanchel, en Madrid, enfermos terminales del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), han comenzado una huelga de hambre para protestar por las condiciones en que se encuentran y exigir que se les permita la libertad de acuerdo con la legislación vigente, que permite conceder la libertad condicional a quienes padezcan una enfermedad incurable.Esta información, facilitada por personas allegadas a los presos, no ha sido desmentida por la dirección del centro penitenciario. Francisco Guerra, director del hospital, ha dicho que no se puede saber a ciencia cierta si estos pacientes se encuentran en huelga de hambre, y ha admitido que el SIDA es un hecho "bastante grave que se registra entre algunos pacientes. Éstos tienen la doble desgracia de estar privados de libertad y padecer esta enigmática enfermedad".
El director del hospital penitenciario de Carabanchel ha afirmado que en la actualidad existen graves problemas para aplicar la libertad condicional a los pacientes ingresados con SIDA, precisamente porque no existe una claridad médica que determme que un enfermo se encuentra en la denominada fase terminal a causa del SIDA y no por alguna enfermedad oportunista asociada al SIDA como hepatitis o tuberculosis.
Centros civiles
En la actualidad, el 99% de los reclusos qué padecen SIDA en la prisión de Carabanchel y se encuentran en la fase terminal de la enfermedad acaba sus días en centros civiles, generalmente en los hospitales del Rey y el Provincial. El último fallecimiento de uno de estos reclusos, presuntamente por el SIDA, se produjo durante la madrugada de ayer en el hospital del Rey.La población reclusa está considerada en nuestro país como el colectivo con mayor índice de riesgo de padecer SIDA. El Ministerio de Sanidad, junto con la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, está realizando una campaña para informar a los presos de las medidas preventivas que evitan el contagio del SIDA.
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