Los pasajeros del avión polaco vivieron 30 minutos con la certeza de la catástrofe

Los 183 ocupantes del Ilyushine 62 de la compañía aérea polaca Lot, que murieron el sábado al estrellarse el aparato cerca de Varsovia, vivieron 30 minutos de agonía y tuvieron plena conciencia de que iban a morir, según los restos del accidente, recuperados ayer. El piloto, Zygmunt Pawlarczyk, que libró una batalla contra el tiempo tratando de llegar al aeropuerto con dos motores incendiados, llegó incluso a despedirse de la torre de control diciendo: "Éste es el fin, adiós". Segundos después el aparato se estrelló y estalló en llamas.

Los establecimientos de recreo y esparcimiento público de Varsovia permanecieron ayer cerrados, en una muestra de duelo que se prolongará hasta hoy, mientras una comisión oficial intentaba desentrañar las causas exactas del accidente y los familiares de las víctimas comenzaban la lenta tarea de identificación de los cadáveres.El avión de la compañía Lot, con 166 polacos y 17 norteamericanos a bordo, se estrelló en un bosque a seis kilómetros del aeropuerto ' de Varsovia-Okecie, cuando intentaba aterrizar, tras producirse un fallo en los motores del aparato, de fabricación soviética. El vuelo era un charter de Varsovia a Nueva York y el fallo en los motores se detectó a unos 200 kilómetros al noroeste de la capital polaca, media hora después del despegue.

Un grupo de 50 familiares y amigos de los norteamericanos fallecidos partió urgentemente el sábado desde Nueva York a Polonia para ver si habían supervivientes, y se enteraron de la magnitud de la tragedia en pleno vuelo. Alguno de ellos llevaban incluso ramos de flores para ofrecérselos a sus parientes, con la esperanza de que estuvieran vivos.

Los equipos de rescate han encontrado entre los restos calcinados y dispersos del avión una pizarra de niños que tenía escrito el encabezamiento de una carta de despedida de un pasajero a su madre, mientras en otro sitio había una Biblia abierta en una página en la que se lee: "La gracia de Dios en la muerte se revela cuando Él nos permite arrepentirnos de nuestros pecados en el purgatorio, si no lo hemos hecho antes durante nuestra vida". Entre los pasajeros había una mujer de 95 años y cuatro niños.

Una comisión presidida por el viceprimer ministro, Sbigniew Szalaida, comenzó ayer el estudio de las últimas conversaciones entre el comandante y la torre de control, grabadas en la caja negra y en unas cintas magnéticas adicionales. El desastre es el mayor de la historia polaca, tras un accidente similar en 1980, cuando otro Ilyushine 62 proveniente de Nueva York se estrelló antes de llegar al aeropuerto de Varsovia, causando la muerte de 87 personas.

Testigos oculares dijeron que el aparato dio un rodeo antes de llegar al aeropuerto para evitar caer sobre la ciudad dormitorio de Ursynow (de 140.000 habitantes), lo que probablemente impidió que el aparato alcanzara la pista, que estaba a sólo seis kilómetros del sitio en que se estrelló. Expertos en aviación afirmaron que quizá el piloto dirigió voluntariamente el aparato hacia el bosque, al percatarse de que no había posibilidad de llegar a la pista aérea. El comandante de la nave, Zygrnunt PawIarczyk, de 59 años, tenía casi 20.000 horas de vuelo, 4.000 de ellas a bordo de Byushine 60, que pilotaba desde hacía nueve años.