Vitruvio
Platinados, resfriados, vistosos, los travestís eran el folklore cosmopolita de la calle Vitruvio, hasta que las lecheras de la pasma se han instalado allí y ahora no hay travestí que se menee ni vecina que lo cuente. Lástima, porque los travestidos no hacían daño a nadie (salvo a quienes pagan por ser dañados) y en cambio la noche ha perdido color, sabor, olor. Vitruvio era ya nuestro barrio de Santa Cruz, nuestro patio de doña Elvira, pero en maricona. Bien es verdad que la actuación de los maderos ha sido más disuasoria que cruenta (Barranco sabe hacer las cosas). Pero la discriminación de los travestís no se aviene con otras discriminaciones. Así, en una sala de fiestas local se ha negado la entrada a .negros y moros". Quiere decirse que, para la moral blanca, hay unos travestidos naturales, todos los que no son arios o godos, y que juzgamos a la gente por la piel del cuerpo antes que por el alma despellejada. Desde el interior de la política, los chicos de Alzaga denuncian una revista municipal, La Reina de África, como pornográfica. Ya se sabe que la derecha francesa está tratando de prohibir Penthouse, para regocijo de Mitterrand, que siempre saldrá beneficiado de estas tonterías. Pero de lo que trata el Ayuntamiento, más que de hacer un Museo del Travestí en Vitruvio (que no sería mala idea para turistas y Madridvisión), es de mejorar la situación de las meretrices, quienes, entre otras cosas, exigen el uso oficial y obligatorio de preservativos, aunque Cela diga que el preservativo es cosa de ingleses. Las respetuosas quieren defender su cuerpo y nos parece muy justo. El juez Navarro lo ha dicho: "Tenemos que dar la mano a estas hermanas". La mano y el preservativo, por si el cliente no lo trae en la cartera, junto a la foto de los niños. Madrid, en fin, como toda ciudad grande o gran ciudad, es un Luna Park del sexo, y eso no va a reprimirse, como no se reprimió el alcohol mediante la Ley Seca (ver Enzensberber, Anagrama), con una ley antisexual. De modo que lo más aconsejable es mejorar lo que tenemos, véase Vitruvio, darles a los travestís un folleto contra el SIDA y permitir que las parejas que quieran triplar con un hermafrodita triplen a su gusto, que sólo es un fin de semana.
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