Los Reyes acompañaron a los príncipes de Gales en una visita turística a Toledo
Los príncipes de Gales, Carlos y Diana, completaron ayer la primera parte de su estancia en España con un recorrido turístico en Toledo. El rey Juan Carlos, al volante de una furgoneta, trasladó desde Madrid al heredero de la Corona británica y su esposa. La Reina Sofía se sentaba delante, junto a don Juan Carlos; en dos asientos posteriores, Carlos y Diana, y en los de atrás, las infantas Elena y Cristina. En un momento del recorrido por la ciudad, ante la puerta de Santo Tomé, unos 200 trabajadores de la fábrica de armas de Toledo desplegaron pancartas y dieron gritos contra el cierre de la fábrica a la llegada de los Reyes y sus invitados.
Los Reyes, las Infantas y lo príncipes fueron recibidos, al filo de las doce del mediodía, por el presidente de la Comunidad Autónoma, José Bono, y el dele gado del Gobierno, Pedro Valdecantos, como único símbolo oficial de la jornada. A partir de ahí, los visitantes se trasladaron en la furgoneta hasta la catedral, donde esperaba el cardenal Marcelo González, y el resto de la visita lo cubrieron a pie, callejeando por las estrecheces medievales de la judería toledana.La visita a la catedral debió sorprender a los británicos, porque docenas de niños excursio nistas que visitaban el templo convirtieron el recorrido de las naves en una algarabía de gritos, carreras y saltos sobre las bancas, sin duda inusual en este tipo de acontecimientos.
Desde allí los Reyes y los príncipes de Gales acudieron a pie hasta Santo Tomé para contemplar el cuadro de El Greco El entierro del Conde de Orgaz. La sorpresa surgió cuando un centenar largo de trabajadores de la fábrica de armas Santa Bárbara desplegaron una pancarta reivindicativa. Miembros de la Policía Nacional trataron de arrebatársela, pero la comitiva llegaba y alguien debió ordenar que cesara el forcejeo. Los trabajadores coeraron insistentemente: "La fábrica de armas no se cerrará", y uno de ellos logró entregar a doña ,Sofia un libro con la historia de la factoría. Una vez que los visitantes estuvieron dentro de la iglesia, el jefe de seguridad de la Casa real, coronel Manuel Blanco, dialogó con los trabajadores que pretendían una entrevista con don Juan Carlos. El coronel Blanco dio largas y pausadas explicaciones sobre las posibilidades de una carta o la petición de una audiencia y sugirió que a la salida no se reprodujeranlos gritos, argumentando sobre la presencia de los príncipes extranjeros. Sólo lo consiguió en parte.
Los Reyes, las Infantas y los prínciopes de Gales continuaron su recorrido por las callejuelas de la judería y don, Juan Carlos, doña Sofía y las Infantas, -sonrientes, saludando y charlando con los muchos que lograron acercarse para darles la mano, acompañaron a Carlos y Diana a tres comercios de la zona, donde vieron la artesanía toledana y adquirieron algunos regalos para sus visitantes y para ellos mismos.
El recorrido concluyó con una visita a la sinagoga del Tránsito, y desde allí, otra vez en la furgoneta, las dos familias reales se trasladaron al parador, donde almorzaron en privado. Desde allí, Carlos y Diana, junto con las infantas Elena y Cristina, volaron en helicóptero hasta el aeropuerto de Barajas, donde los príncipes de Gales embarcaron en un avión que les trasladó a Granada, en viaje ya de carácter estrictamente privado. Los Reyes regresaron, también en helicóptero, al palacio de la Zarzuela.
Carlos de Inglaterra y Diana Spencer -informa Alejandro V. García- llegaron hacia las 18.30 a Granada. Los príncipes se trasladaron a la finca del Molino del Rey, en el término municipal de Illona, propiedad de los duques de Wellington, en donde participarán en una cacería de perdices.
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