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La huelga de celo en Iberia y Aviaco provoca los primeros retrasos y alteraciones en los vuelos

Los trabajadores de Iberia y Aviaco comenzaron ayer a aplicar lo que denominan "extremar la calidad y cumplir con las normas estrictas" de aviación internacional. Estas acciones, más conocidas como huelga de celo, provocaron ayer retrasos y alteraciones en los servicios, más evidentes al coincidir con el conflicto que los trabajadores de la contrata de limpiezas de Iberia vienen protagonizando desde el pasado lunes. Abel Caballero, ministro de Transportes, negaba mientras tanto que existiera huelga de celo y pedía flexibilidad en la negociación a las empresas públicas.

Los servicios de Iberia y Aviaco experimentaron ayer los primeros efectos de la huelga de celo que los trabajadores vienen llevando a cabo. Los trastornos y alteraciones provocados por estas medidas irán aumentando en los próximos días, debido al efecto acumulativo de las acciones. Desde los primeros conflictos de marzo, Iberia ha visto caer su índice de puntualidad, que ayer se había situado entre el 75% y el 80% Eso quiere decir que entre el 20% y el 25% de los vuelos han salido con más de 15 minutos de retraso.Los trastornos del transporte aéreo se han visto agudizados en el aeropuerto de Madrid-Barajas con la huelga que desde el lunes mantienen los trabajadores de limpieza por la negociación de su convenio.

Los sindicatos niegan que haya una huelga de celo y hablan de trabajo a reglamento o cumplimiento estricto de las normas. Las huelgas de celo o trabajo a reglamento son ilegales, por lo que difícilmente puden ser reconocidas como convocadas por una organización. Es su ilegalidad la que les confiere la peor de sus características: la imposibilidad de aplicar medidas correctoras.

Revisar el coche

"La huelga de celo", explicaba ayer un representante empresarial, "es como si usted, al coger el coche por la mañana, revisara cada una de las funciones que le aconseja el vendedor en el manual de instruciones: el aceite, nivel de presión de los neumáticos, agua, luces... Operaciones como esas, a rajatabla, producen gravísimos problemas".

Los sindicatos no son los únicos que niegan la existencia de la huelga de celo. El ministro de Transportes, Abel Caballero, en un encuentro con la Asociación de Periodistas Europeos también rechazaba que la hubiera y anunciaba, según

, que estaba prevista para mayo. El próximo mes están convocadas huelgas de 24 horas el 20, 21 y 22.El ministro decía, además, que el Gobierno estaba recomendando flexibilidad a las empresas públicas en la negociación para evitar los conflictos laborales. Y negaba que el Gobierno hubiera dado instrucciones de no superar el 5%.

Las palabras del ministro fueron recibidas con estupor y sorpresa en las empresas que en estos momentos mantienen precisamente centrados sus conflictos en la imposibilidad de subir sus ofertas salariales más allá del 5%. Un sindicalista comentaba con sorna que "estaría bueno que toda esta conflictividad estuviera provocada por un malentendido".

Iberia mantuvo ayer una reunión con los sindicatos. Los trabajadores rebajaron su petición de aumento salarial al 7%y la empresa se mantuvo en el 5%.

Los conflictos en las empresas públicas están provocados precisamente por la ruptura del tope del 5%. Renfe, Iberia, Aviaco, como empresas más significativas -y sobre todo las dos últimas- tienen centradas sus diferencias en este punto. Cierto que hay otras ofertas que, en apariencia rompen el 5%, pero se trata de fórmulas que permiten incrementos sobre tablas mayores, pero que nunca lo superan en masa salarial, o lo superan muy poco.

Romper el pasado

En Renfe, hay además otra historia. Aquí, la dirección trata de romper una dinámica de convenios que han ido acumulando beneficios sociales y laborales para los trabajadores, en un deseo de que no se rompiera la paz laboral. Pero también está girando el conflicto en el tope del 5%. Ayer representantes de la dirección y de los trabajadores mantuvieron un encuentro para la negociación del convenio. La reunión se planteaba por parte de la empresa con un doble objetivo: intentar un preacuerdo suficiente para lograr la desconvocatoria de huelga del 30 de abril, y, en caso contrario, que los sindicatos definieran el alcance de los paros: regional o estatal.

Al cierre de esta edición no se había logrado ninguna de ambas cosas. Renfe anunció que estaba estudiando la posible ilegalidad de la huelga. Los sindicatos insistieron en que antes de hablar de servicios mínimos había que profundizar en la negociación. La empresa planteó un nuevo sistema de distribución de subida salarial, actuando primordialmente sobre las primas, pero manteniéndose en tomo al 5% global.

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