Craxi dimite y la crisis pasa de nuevo a manos de Cossiga

La salida de la crisis italiana está de nuevo en manos del presidente de la República, el democristiano Francesco Cossiga, después de que el jefe del Gobierno, el socialista Bettino Craxi, le presentase ayer su dimisión. Tal vez hoy mismo o mañana, Cossiga anunciará sí encarga un nuevo intento de formar gobierno o, lo que es más probable, se decide por convocar las elecciones antícipadas. Aun en este segundo caso, Cossiga debería ordenar la formación de un gabinete que se encargase de la realización de los comicios, para lo que sería probablemente designada alguna personalidad de prestigio.Antes de presentarse al Quirinal, sede de la presidencia de la República, Craxi hizo durante el debate mantenido en el Senado un último intento de aislar a los democristianos, al manifestar que había observado que "una gran parte de los senadores cree que los referendos deben celebrarse".

Craxi ha conseguido de algún modo dar ante la opinión pública la impresión de que los partidarios de los referendos sobre la administración de la justicia y la energía nuclear son también partidarios de la actual mayoría en el Gobierno, mientras que lo contrario (postura de los democristianos) significa apoyar las elecciones anticipadas.

Cossiga tiene varias opciones. La primera y más sencilla son las elecciones anticipadas. La segunda es intentar una mayoría de Gobierno con partidarios de los referendos. Y, por último, puede volver a intentar un gobierno pentapartido, con la designación del democristiano Giulio Andreotti, lo que ya se conoce como el Andreotti bis.

Para el caso más probable de que el presidente se decida por las elecciones anticipadas han comenzado ya a circular nombres de las personas que podrían presidir un Gobierno, que tendría carácter provisional, encargado simplemente de dirigir al país hasta los comicios de la forma más imparcial posible. Se habla del presidente del Senado, Amintore Fanfani, y del ministro del Interior, Oscar Luigi Scalfaro. Ambos son democristianos, pero con cargos políticos alejados de la batalla diaria de los partidos.