Reclamar en balde
Hace dos años comprobé que el tabaco que se vendía en el pub Piscolabis, de Gijón, se vendía a precios abusivos y sin licencia, lo que nos llevó a unos amigos y a mí a solicitar el libro de reclamaciones.Antes de hacemos entrega de dicho libro, el dueño nos manifestó que él vendía el tabaco al precio que le daba la gana y que, si no nos parecía bien, que no lo compráramos. Finalmente, estos hechos quedaron reflejados en el referido libro, firmando los tres arriígos con los que me encontraba yo.Transcurridos dos años, tanto mis amigos como yo recibimos una carta en la que se nos pedía expusiésemos los hechos, puesto que la denuncia que hicimos mediante el libro de reclamaciones no parecía ser suficiente.
Uno de mis amigos y yo contestamos a dicha carta y, de acuerdo con lo que se nos solicitaba, volvimos a exponer lo ocurrido. Los otros dos amigos que estaban en el pub el día del incidente no estaban localizables.
Dos meses más tarde recibí una carta en la que se me indicaba que el expediente se sobreseía, tras lo cual decidí ponerme en contacto con el inspector que llevaba el asunto, para que me explicase el motivo por el que se sobreseía la denuncia. Tras una larga conversación en la que el inspector insistía en que ellos defendían al consumidor, me dijo que la denuncia no seguía adelante porque dos de los testigos no habían contestado a la carta para exponer nuevamente los hechos y que, además, lo que habíamos pedido era el libro de reclamaciones en lugar de la hoja de reclamaciones.-
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