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La letra del Tesoro no gozará de opacidad fiscal

, La letra del Tesoro, título que pondrá en circulación la Administración para financiar el déficit en los próximos meses, no tendrá retención fiscal inicial, pero la posibilidad de saber en todo momento quién es su propietario será posible debido al mecanismo de anotación en cuenta recientemente aprobado por el Consejo de Ministros. La letra, que será emitida mediante subasta quincenal por el Tesoro, saldrá a seis meses y un año de amortización y no será computable dentro del coeficiente de control monetario que tienen que cumplir bancos y cajas de ahorro.

En medios de la Administración se considera que en las condiciones actuales de altos tipos de interés, aunque sean con carácter temporal, el Tesoro podrá obtener cantidades importantes de dinero con los que financiar parte del déficit público mediante la emisión de la letra del Tesoro, que podrá salir en el mes de mayo, una vez que se hayan dictado las normas de desarrollo del decreto sobre anotaciones en cuenta. La letra se emitirá al descuento y sin retención inicial, igual que el pagaré del Tesoro, pero en esta ocasión las transacciones que puedan producirse con este título quedarán registrada, formalmente y se conocer- para cada período determinado, quién es el poseedor. Por ello los contribuyerites deberán efectuar en sus, declaraciones correspondientes los rendimientos obtenidos por la posesión de la letra del Fesoro duranie el período en que la hayan tenido y tributar por dicha rentabilida.d. Las sociedades que van a operar con este activo tendrán la obligación de facilitar a Hacienda los listados de las transacciones por lo que fiscalinente serán conocidos.

Cerrar el círculo

La puesta en marcha de la letra del tesoro viene a cerrar el círculo de emisiones del sector público para financiar el déficit. A corto plazo quieren ser adquiridos por las instituciones financieras para cubrir el 10% conmutable.A plazo al algo mayor, entre dos y cinco años, se emitirán bonos del Estado, y a largo plazo están las obligaciones del Estado que saldrán a ocho años de amortización. En medios de la se considera que en las circunstacias actuales, el Tesoro debe modificar las condicionese de emisión para tratar de obtener una mayor financiación privada del déficit.

En este sentido se señala que deben abandonar los bonos a tres o cinco años de amortización que se están sacando al mercado hasta ahora y sustituirlos por títulos a dos años o cinco para que produzca una mayor diferenciación de tipos de interés y se pueda acceder a un mayor número de inversores potenciales.

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