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Preocupación en Europa por el creciente sentimiento proteccionista norteamericano

La guerra en ciernes entre Washington y Tokio a propósito de los semiconductores preocupa a los europeos, porque pone de relieve el creciente proteccionismo de la Administración norteamericana y la agresividad comercial de Japón, que podría intentar incrementar sus exportaciones a la Comunidad Europea (CE) para compensar el probable declive de sus ventas en EE UU.

La Comisión Europea pidió el año pasado la constitución de un panel en el GATT (Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles) para investigar si el pacto entre EE. UU. y Japón, que otorgaba un acceso preferente al mercado nipón a los fabricantes norteamericanos de semiconductores, era contrario a las reglas del comercio mundial.El mal funcionamiento de este acuerdo ha incitado justamente al presidente Ronald Reagan a imponer a partir de abril un arancel del 100% a productos made in Japan por valor de 300 millones de dólares.

La industria de los doce importó en 1985 el 59% de los semiconductores que utilizó. Sus compras a Japón se elevaron a 525 millones de dólares y las que efectuó a Estados Unidos ascendieron a 1.100 millones de dólares.

La devaluación del dólar y el consiguiente abaratamiento de los productos norteamericanos no permiten prever que se reduzcan las ventas estadounidenses, motivo por el cual el crecimiento de las exportaciones japonesas sólo se puede hacer en detrimento de la fabricación europea.

De ahí que los responsables de la Comisión reiteren sus llamamientos a favor de una reactivación de la cooperación industrial europea e insten a las empresas Philips, holandesa, Siemens, alemana, y Thorrison, francesa, a que aunen sus esfuerzos para que alcancen el tamaño necesario que les permita competir.

Cruce de cartas

El desequilibrio en las relaciones comerciales entre la CE y Japón va a ser justamente planteado el próximo fin de semana por el secretario del Foreign Office, sir Geoffrey Howe, que se reunirá con sus homólogos en las afueras de la capital belga. La virtual exclusión de la sociedad británica Cable and Wireless de un contrato público para la construcción de una red de telecomunicaciones internacionales a partir de Tokio, es la gota de agua que ha hecho desbordar el vaso de la irritación británica y que ha impulsado a Howe a sacar a relucir el asunto.

Sobre este tema, Reagan dirigió el pasado viernes una carta al primer ministro japonés, Yasuhiro Nakasone, coincidiendo con la amenaza de imponer sanciones comerciales. El presidente norteamericano recordó al Gobierno de Japón su compromiso de permitir a firmas extranjeras tomar una participación de un 33% en una empresa conjunta de telecomunicaciones, según informa France Presse, que cita al Wall Street Journal. Reagan respondía a otra carta del ministro de Telecomunicaciones japonés en la que le hacía saber su intención de no autorizar más que a un consorcio extranjero a concursar para la realización de un proyecto de cable submarino de fibra óptica entre Japón y Alaska.

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