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No robar en el barrio de Salamanca

La residencia Renuba, en la calle de Núñez de Balboa, aloja a 11 jóvenes entre los 16 y 17 años que, por su aspecto, tienen muy poco en común con la estética del barrio. Su fidefidad a las cazadoras de cuero, las inequívocas chupas, junto con los peinados en punta coloreados de tintes inusuales, asombran a la vecindad. "Al principio tuvimos rechazos, pero éstos van disminuyendo", declara el director del centro, Manuel Pérez. Los 11 jóvenes, dependientes de los tribunales de menores, viven en régimen abierto: su experiencia es muy diferente a la de otros compañeros internados en colegios calificados de seguros. "La experiencia es positiva en líneas generales", observa Manuel Pérez, "pero el régimen abierto siempre conlleva riesgos".

Riesgos que otro educador relata de manera explícita: "No hay que olvidar que algunos de estos chicos están acostumbrados a robar cada día, así que, a veces, lo único que consigues es que sólo lo hagan una vez a la semana o al mes... Por fortuna, nunca en este barrio". Pese a ello, cree que merece la pena: "Si estuvieran internados en un centro, sólo pensarían en escaparse para seguir robando".

Renuba lleva funcionando tres años. Los jóvenes que llegan a esta residencia deben reunir algunas características: "Suelen ser de Madrid y con conductas antisociales, pero no con problemas psiquiátricos o de drogodependencia". Su estancia en el centro la fija el juez, y suele oscilar entre los 8 o 12 meses. "Los chicos se adaptan bien", agrega el director. Pero reconoce que el tratamiento es efimero: el proceso de reforma queda interrumpido una vez que el joven deja la residencia.

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