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La OLP acepta integrarse en una delegación árabe para negociar la paz en Oriente Próximo

Yasir Arafat, líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), ha afirmado en una declaración publicada ayer por el periódico saudí Al Sharq al Awsat que "la OLP acepta participar, en el seno de una delegación árabe común, en una conferencia de paz para Oriente Próximo", y renuncia, por tanto, a su exigencia de tener una representación propia. Arafat añade que esta "iniciativa" se orienta a eliminar todos los problemas que plantea Estados Unidos a la participación palestina en dicha conferencia, y recuerda que Washington ya aceptó, en 1977, la integración de la OLP en una delegación árabe común.

A principios de este mes, un editorial de The New York Times calificaba de "espejismo en Oriente Próximo" la idea de la celebración de una conferencia internacional de paz para la región. Esta semana, laboristas israelíes y personalidades palestinas de los territorios ocupados han dado un paso importante, desde el punto de vista simbólico, hacia la materialización del espejismo. El encuentro de unos y otros el pasado miércoles en el hotel King David, en Jerusalén, aísla un poco más a los enemigos declarados de la idea: los halcones israelíes del derechista Likud.Simón Peres, ministro de Exteriores israelí y líder laborista, se ha entrevistado en los últimos días con dos grupos de personalidades palestinas de los territorios que su Ejército ocupa desde 1967. El pasado martes fue el turno de 16 notables próximos al monarca jordano. Dos días después, el de tres hombres que no ocultan sus simpatías por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), de Yasir Arafat. Nunca antes un dirigente israelí había realizado un gesto semejante.

También fue completamente nuevo lo ocurrido el miércoles en el hotel King David, de Jerusalén. Políticos laboristas israelíes, entre ellos el ex ministro de exteriores Abba Ebban, se sentaban en la misma mesa con líderes palestinos. Entre estos últimos los había partidarios de Arafat, como el periodista Hanna Siniora, y projordanos, como el alcalde de Belén, Elías Freij.

Llamamiento conjunto

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Laboristas y palestinos hicieron el primer llamamiento conjunto para la celebración de una conferencia internacional de paz en Oriente Próximo.

El laborismo israelí parece haberse alineado definitivamente en el bando de los partidarios de la conferencia. Simón Peres ha seguido al respecto una evolución muy interesante. El pasado septiembre, durante su encuentro en Alejandría con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, aceptó la idea, pero se negó a que figurara en el comunicado conjunto. En su último encuentro, a finales de febrero, ambos dirigentes hicieron un llamamiento explícito a la celebración de la conferencia este mismo año.

Poco antes, la Comunidad Europea se había pronunciado en Bruselas en el mismo sentido. La declaración de los doce fue muy bien acogida en Túnez, Rabat, El Cairo y Amman. Taher al Masri, ministro jordano de Exteriores, declaró: "Ahora sólo se oponen a la conferencia Estados Unidos e Israel".

El espejismo va ganando terreno, sobre todo a falta de cualquier otra iniciativa norteamericana. El mismo ex presidente Jimmy Carter, promotor de los acuerdos de Camp David, acaba de declarar que Estados Unidos debe apoyar la celebración de la conferencia "para restaurar su credibilidad en la región".

Carter ha realizado una gira por diversas capitales árabes, en las que ha encontrado, afirma, "gran flexibilidad" por parte de sus dirigentes. El mismo Hafez el Assad, presidente sirio, le ha dicho que acepta que la conferencia sea la base para una posterior etapa de negociaciones directas con Israel. Assad cree que Jordania debe ser "el motor" de las conversaciones de paz.

La conferencia internacional, patrocinada por la ONU y con la participación de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, es el único marco en el que el rey jordano, Hussein, puede conversar abiertamente con los líderes de Israel. Hussein no puede hablar en solitario con Israel, ya que él mismo no se reconoce representante de los palestinos de los territorios ocupados, papel que, pese a sus conocidas diferencias con Arafat, otorga a la OLP.

Incluso en Washington la idea comienza a abrirse paso. Ahora, EE UU afirma no estar ni en contra ni a favor de la conferencia. La Casa Blanca prefiere alejar a la URSS de cualquier posible acuerdo de paz en la región, pero no puede hacer oídos sordos eternamente a la petición de sus dos principales aliados en el mundo árabe, Egipto y Jordania.

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