Abogados la colza

El pasado día 18 convoqué una conferencia de prensa, a la que asistieron los defensores del síndrome tóxico, y tuve la satisfacción de informar que aquellos defensores, aun sin haberse atendido sus reivindicaciones, se habían comprometido, no sólo a continuar en las defensas que venían desempeñando, sino que generosamente se prestaban a sustituirse en aquellos supuestos que el defensor originario se viese prácticamente impedido de actuar. La única y lógica reserva que expresaban era la de reconsiderar su actitud en el futuro si ocurriesen durante el juicio hechos por ahora imprevisibles. Pienso que la festividad de san José y el puente subsiguiente motivaron que el redactor del editorial de EL PAIS publicado el sábado 21 no tuviera a la vista la información antes aludida y ello seguramente explica que formulase la sospecha de que los abogados defensores renunciaran en la misma puerta del juicio y provocaran con ello la suspensión del juicio. Afortunadamente y por lo expuesto, ya no hay justificación para sospechas ni para temer amenazas de suspensión del juicio por este motivo, ni estamos en presencia de un acto de presión de los que cotidianamente contemplamos en muchos sectores profesionales.No me corresponde a mí establecer polémica respecto a la justicia de la petición de un colectivo de defensores, que hemos traslado a quien podía satisfacerla. Pero ya como pensamiento colegial me interesa aclarar, una vez más, nuestro decidido empeño en que el juicio empiece en la fecha señalada, se desarrolle con corrección y normalidad y pueda demostrarse así ante la opinión nacional y extranjera que la justicia española es capaz de asumir un proceso de excepcionales dimensiones y de complicadas característícas. Al servicio de este fin convocamos a los abogados de la acusación y de la defensa, y conseguimos acuerdos de procedimiento que harán más ágil el desarrollo del proceso.

En esas aspiraciones de un juicio correcto entra, naturalmente, nuestro deseo y exigencia del total respeto a la libertad actuativa de los abogados intervinientes. El airtículo 24 de la Constitución promete esa garantía, y el artículo 437 de la ley orgánica del Poder Judicial encarga a las autoridades la protección de la libertad de defensa.

Estoy convencido de que EL PAÍS, que día a día viene mostrando su preocupación por la efectividad de las libertades ciudadanas, nos ayudará a hacer comprender a todos que ni el juicio merecería este nombre sin abogados libres y respetados que actúen en el ámbito de serenidad inexcusable en una sala de justicia, ni los abogados, ni el colegio podemos hacer concesiones en el punto de la irrestricta libertad de defensa, porque esa libertad es un derecho que corresponde a todos y cada uno de los ciudadanos españoles a gozar de una efectiva defensa.

Confío que si, contra lo que esperamos y deseamos, por alguien se atentase a la libertad de los abogados en el juicio, EL PAÍS denunciaría ante la opinión pública al culpable o culpables de una indeseable suspensión del juicio-

Decano del Colegio de Abogados. Madrid.