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CERCO AL NARCOTRÁFICO

Vecinos de la avenida de Guadalajara montan guardias nocturnas

Amelia Castilla

Vecinos de los sanquis (casas prefabricadas) situados en la avenida de Guadalajara, en el distrito de San Blas, montan guardias nocturnas desde hace una semana para impedir el acceso al barrio de las personas que quieren comprar droga. Los sanquis están ocupados, en su mayor parte, por familias gitanas, y la decisión de impedir la venta de estupefacientes fue tomada por los ancianos del lugar. El tío Basilio, de 71 años, el patriarca, aseguró que antes de que se montara el servicio de vigilancia "la situación era insostenible".

Medio centenar de hombres de todas las edades están distribuidos en grupos por cada entrada al barrio. Van desarmados, como mucho llevan un garrote. Para resguardarse del frío encienden hogueras y allí se calientan.La vigilancia se mantiene desde primeras horas de la tarde hasta bien entrada la madrugada, las cinco o las seis de la mañana. La llegada de cualquier persona ajena a las viviendas es interceptada por los vigilantes.

Los consumidores de estupefacientes son convencidos "con buenas palabras", según los vigilantes, para que se marchen sin adquirir mercancía.

"Los drogradictos son unos enfermos, y nosotros no tenemos nada contra ellos", explicó un vecino. "Nosotros queremos que los camellos se vayan de aquí. Somos gitanos y a mucha honra, pero somos gente humilde y civilizada y como tal queremos vivir".

La vigilancia nocturna comenzó hace unas semanas, tras una asamblea de los ancianos de la comunidad que decidieron por mayoría absoluta acabar de una vez con el tráfico de droga en el barrio. Los ancianos, encabezados por el patriarca tío Basilio, mostraron su preocupación por la educación de los niños.

Antes de que se estableciera la vigilancia la situación "era dramática", según comenta un vecino. "En menos de media hora se acercaban a la zona más de 40 personas a comprar. Una vez conseguido el caballo se pinchaban aquí mismo, y muchas veces robaban en nuestras casas, convirtiéndonos nosotros en las víctimas del tráfico; además, las jeringuillas estaban tiradas por las calles y existía un riesgo para los niños". Los habitantes del barrio piensan continuar con sus guardias nocturnas hasta que los traficantes se alejen de la zona, en la que viven más de 200 familias. Muchos de los habitantes de los sanquis, como el tío Basilio, llevan más de seis años esperando que se les facilite una vivienda digna.

Varios puntos de la avenida de Guadalajara fueron denunciados ayer por la Coordinadora de Barrios como lugares de venta de droga.

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