'Collage' y nostalgia de Los Cardiacos

No debe ser fácil para un grupo leonés como Los Cardiacos, con un planteamiento irreductiblemente personal en su música que une la calidad sin concesiones con la comercialidad que proporciona el salpicar sus canciones de lugares comunes reconocibles, sacar adelante un proyecto difícil de encasillar. Son originales, utilizan el collage muy astutamente y un aire de nostalgia se desprende de sus canciones.Una distanciada nostalgia que les va como anillo al dedo porque Los Cardiacos parecen un grupo de los de antes. De aquellos que en los años iniciales de la década de los setenta versionaban impecablemente a la Credence Clearwater Revival por el puro placer de la diversión y sin aspirar a otra cosa que no fuera tocar en bailes, fiestas y guateques. La escalada hacia el estrellato estaba vedada para la mayoría, pero no importaba demasiado.

Esto tampoco parece importar demasiado a Los Cardiacos, que tienen la experiencia de las horas trabajadas en locales de ensayo y son capaces de cumplir en cualquier escenario. Su sonido es compacto y preciso, sustentado en la calidad instrumental y la ajustada compenetración de sus voces.

Este saber pisar el escenario les deja libertad para jugar con el repertorio, divertirse y alternar composiciones propias con versiones que alcanzan sentido porque no se limitan a ser calco de los originales y siempre aportan algo personal: textos en castellano, nuevos arreglos y, sobre todo, una perceptible identificación con las canciones seleccionadas que las hace creíbles.

No es fácil salir airoso tras haber cantado a Rare Earth, Rolling Stones, Kinks o Cream. Los Cardiacos lo consiguen a base de corazón y profesionalidad, utilizando la imaginación a la hora de componer y recordar, y llevando al público a su terreno, lo que les permite crear un ambiente de escucha relajada y desarrollar unas canciones con matices y climas, presentadas con un magnífico directo que convierte a los leoneses en uno de los buenos grupos de rock españoles.