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Mayte compró por millón y medio los dibujos robados un cliente cuya identidad dice desconocer

María Teresa del Carmen Aguado Castillo, conocida por Mayte y propietaria de un conocido restaurante madrileño, manifestó ayer a este periódico que compró los dibujos robados en el domicilio de Santiago Castro Cardús a un cliente, cuya identidad no recuerda, por un total de un millón y medio de pesetas, y precisa que desconocía la procedencia de los mismos. Entre los cuadros adquiridos y que entregó recientemente al Juzgado de Instrucción número 12 de Madrid se encuentran firmas de Fragonard, Juan Gris, Tiépolo, Fortuny, Benjamín Palencia y un supuesto Goya, además de la paloma de Picasso subastada en Sotheby's.

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Una valiosa colección

Fuentes próximas a la investigación judicial precisaron que se realizará próximamente un peritaje de los dibujos entregados para conocer su valoración, aunque añadieron que debe estar muy por encima del dinero que le costaron a Mayte.Investigadores consultados por este periódico afirman que las sospechas que recaen sobre Mayte se basan fundamentalmente en la posesión de los dibujos robados por una persona como ella, experta en arte -posee una gran colección de dibujos de importantes firmas-, el bajo coste por el que compró esas obras de firmas de gran valor y el hecho de que no recuerde la identidad del cliente de su restaurante que le vendió los dibujos. También consideran sospechoso que no comprobara la autenticidad y la procedencia de los dibujos.

El abogado de Mayte, Carlos Usúa, envió una nota a este periódico en la que afirma que "la única relación que la señora Aguado ha tenido y tiene con los hechos objeto de la noticia ha sido la de ser poseedora de buena fe de determinados dibujos que ahora parecen proceder de hechos presuntamente delictivos, cuya procedencia obviamente desconocía en el momento de su adquisición y durante mucho tiempo después hasta ser citada declarar".

Explicaciones

"Buena prueba de ello" añade la nota, "es el mismo hecho de la venta de uno de esos dibujos a una tercera persona -se refiere al Picasso vendido al ciudadano holandés- sin sospechar en modo alguno su, al parecer, ilegítima procedencia".

Carlos Usúa afirma que Mayte fue citada a declarar como "mera testigo o compareciente sin que en ningún momento se le hiciese advertencia alguna.acerca de su presunta inculpación en los hechos de referencia, situación que prosigue hasta la fecha". Fuentes próximas a la investigación judicial puntualizaron que Mayte Aguado no fue citada como testigo en las hasta ahora diligencias previas que instruye el juzgado sino como "indiciaria objeto de investigación por el hecho objetivo de que tenía en su poder dibujos robados, delito que está siendo perseguido".

Carlos Usúa añade que "en virtud de la entrega de los dibujos que, de modo inmediato y en total acatamiento del requerimiento judicial, la señora Aguado efectuó en su día, la única condición que ostenta aquella en los hechos es la de total perjudicada".

Mayte Aguado negó a la policía cualquier relación con el caso y no facilitó ningún dato. Días después entregó al juzgado los dibujos mencionados y prestó declaración ante el juez.

El abogado finaliza diciendo que no existe hasta el momento ninguna acusación contra la señora Aguado, "que es ajena por completo al posible delito" y añade que la noticia es una "mera especulación totalmente contraria al principio de pre,sunción de inocencia consagrado en la Constitución".

Fuentes próximas a la investigación afirmaron que el juzgado tiene intención de tomar declaración al ciudadano holandés Peter de Jonge que compró la paloma de Picasso a Mayte Aguado y quien posteriormente la puso en subasta en la conocida casa londinense Sotheby's.La paloma fue subastada a un precio inicial de 6.000 libras esterlinas -1.200.000 pesetas aproximadamente-. Fue comprada por un particular, cuya identidad mantiene reservada la casa por secreto profesional.

Asimismo, eI juzgado que instruye las diligencias previas del caso desconoce el paradero del resto de los dibujos robados en el domicilio de Santiago Castro Cardús, así como ninguna pista sobre los autores materiales de la mencionada sustracción con intimidación. Los ladrones robaron los dibujos cuando se encontraba en la casa la criada de la familia que fue amenazada hasta que los delincuentes lograron salir del domicilio sin peligro.

Sospechas

El librero José Porrúa Venero fue el intermediario que puso en contacto a Peter de Jonge con Mayte. Porrúa manifestó a este periódico, antes de partir para Londres, que desconocía la procedencia de los cuadros que tenía en su poder Mayte.

Investigadores del caso puntualizaron que también es sospechoso que Mayte negara a la policía cualquier relación con el caso y días después, posiblemente asesorada por algún abogado, entregara los dibujos.

Mayte manifestó ayer, en compañía de su abogado Carlos Usúa, que no recuerda la identidad de quien le vendió los dibujos, ni la persona que los presentó y solo ha facilitado al juzgado una descripción del vendedor. Mayte añadió que muchas personas se ofrecen a vederle dibujos porque conocen su afición, pero en algunos casos desconoce o no recuerda sus identidades. Posteriormente a la entrevista, el abogado de Mayte envió la mencionada nota a la redacción de este periódico.

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