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Tribuna:LAS TENSIONES DEL CAMPO ESPAÑOL
Tribuna
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Las razones de la protesta de agricultores y ganaderos

Probablemente, la respuesta a todo ello, si es posible la comparación, puede situarse en el entorno del debate sobre el estado de la nación. El Gobierno presenta un estado de la nación de las encuestas y las estadísticas. Pero en el campo está el otro estado, el de la realidad.Ahora bien, sería poco riguroso situar el análisis agrario a partir de una única realidad en el campo. De todos son conocidas las tremendas diferencias sociales existentes que tienen su raíz en las distintas estructuras productivas con base en tierra o ganado. Estas diferencias y la política agraria que se aplica dan lugar a una distribución injusta de la renta, al igual que sucede en otros sectores de la economía, de tal forma que los grandes propietarios se llevan la mayor parte de la tarta, mientras que los agricultores y ganaderos de la explotación familiar han de conformarse con las sobras.

Para mantener esta doble realidad, además de las razones económicas expuestas, los viejos capitostes del campo en el régimen anterior tuvieron que elaborar un discurso de unidad, siempre controlando los centros de poder, acumulando fortunas mientras mantenían, a cambio, a la inmensa mayoría del sector, los integrantes de la agricultura familiar, controlados y en silencio mediante las hermandades.

De entre los campesinos más concienciados de esta gran mayoría surgieron, primero, las uniones, y posteriormente, la COAG (Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas), como organización estatal, con un discurso de ruptura de esa falsa unidad, reivindicando clara y nítidamente los específicos intereses de la explotación familiar agraria, marginada a lo largo de la historia del proceso de toma de decisiones sobre medidas de política agraria.

En esa línea, las uniones y la COAG nos hemos mantenido a lo largo de los 10 años de nuestra existencia y hemos marcado nuestra profesionalidad e independencia llevando a cabo protestas y movilizando, cuando no se nos abría la puerta de la negociación, contra los grupos económicos que se enriquecieron a nuestra costa y contra los Gobiernos de cualquier signo o partido, cuando sus políticas agrarias fueron o son contrarias a los intereses de la explotación familiar agraria. Éste y no otro es el contencioso que mantenemos con el actual Gobierno, que llegó al poder con el apoyo del voto de muchos campesinos demócratas y progresistas, cuando ofertó un programa de promesas de cambio y concertación, muchas defendidas con nosotros cuando eran oposición. Promesas que han ido incumpliéndose sistemáticamente, y que, sumadas a los problemas que en muchos sectores está creando la política agraria de la CE con la tradicional ausencia de negociaciones, a pesar de nuestras ofertas, nos han llevado.a las movilizaciones.

La postura de la COAG

Ahora bien, también tres de las cuatro organizaciones agrarias restantes, todas ellas nacidas después de la COAG, han convocado movilizaciones, con el viejo discurso de la unidad que algunas mantienen demagógicamente, y otra que, aparentemente, lo va diferenciando de forma progresiva, reivindicando medidas por cuya defensa nos combatieron en tiempos de UCD y en base a las cuales se nos hacen ofertas de unidad y de plataformas conjuntas.

Pero 50 años de historia no pueden cambiarse firmando un papel. El que ellas asuman las históricas reivindicaciones de la COAG sólo demuestra que teníamos y seguimos teniendo razón. La razón. La razón de la mayoría del campesinado que integra la explotación familiar agraria. Y por esa razón hemos convocado estas movilizaciones. Con una plataforma elabotada día a día, año tras año. Y comprendiendo el sentimiento de unidad que tienen muchos campesinos, aun sin filiación sindical, deben entender a stivez que no vamos a forjar falsas unidades.

En una negociación con el Gobierno se vería realmente lo que cada cual quiere y defiende, y si lo que se dice en los papeles está en consonancia con lo que se pone en la mesa. Porque una cosa es movilizar por el maíz y otra es qué tipo de agricultor ha de pagar las tasas de corresponsabilidad de cereales, una cosa es manifestarse contra la cuota láctea y otra es a quiénes se les va a reducir su producción de leche, como fácil es el pedir la supresión de las jornadas teóricas y menos fácil es ver quiénes han de hacer las aportaciones a la Seguridad Social. La COAG tiene claro que los integrantes de la EFA (explotación familiar agraria) no deben tener ni tasas de corresponsabilidad ni reducción de producción láctea, ni cotizar por jornadas teóricas. Son los grandes propietarios, generadores de excedentes, los que deben asumir las tasas, las reducciones lácteas y las aportaciones a la Seguridad Social por utilización de mano de obra. Ellos buscan beneficios; nosotros sólo queremos vivir dignamente con las rentas de nuestro trabajo. De lo que se trata es de la unidad de la EFA, y no de una supuesta unidad de intereses contrapuestos, de la cual sólo sacarán partido los de siempre y como siempre.

Nuestra oferta de diálogo sobre los viejos y nuevos problemas es permanente. Todo pasa por una mesa a alto nivel de negociación, en la que el Gobierno traiga medidas concretas en la cartera. Ya no vale poner una vela a santa Bárbara cuando truena, convocando sólo mesas sectoriales en las que únicamente aparecen promesas que después no se cumplen. Cinco años de historia nos han hecho perder la fe en las promesas. Hay que dar respuesta clara al otro estado de la nación.

Cayo Lara Moya es miembro de la comisión permanente de la Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas (COAG).

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