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Pannella comparte con el cantante Modugno la presidencia de los radicales italianos

Juan Arias

El Partido Radical clausuró ayer su 32º congreso nacional con un golpe de teatro que ningún observador había previsto: el rechazo en el último momento del cargo de secretario general por parte de su líder carismático, Marco Pannella. Como secretario general permanece el joven Giovanni Negri, asistido por siete secretarios federales, mientras comparten la presidencia Pannella y el conocido cantante Domenico Modugno, que clausuró ayer el congreso cantando su inmortal canción Nel blu dipinto di blu (Volare).

La renuncia en el último instante a la secretaría del partido, candidatura que se daba como segura en la misma mañana de ayer, se ha podido deber, según los primeros comentarios, al enfrentamiento ocurrido el sábado entre el pacifista Pannella -que había conmocionado al congreso con su decisión posibilista a favor de la energía nuclear- y el presidente saliente, Enzo Tortora, el famoso presentador de la televisión estatal italiana, que primero había sido condenado como presunto miembro de la Camorra y después absuelto por un tribunal de apelaciones y nombrado presidente del Partido Radical.El congreso radical, alentado por Enzo Tortora, había votado el sábado una moción considerada anti-Pannella por ser contraria a la energía nuclear.

Este 32º congreso radical ha decidido por fin que el "partido de los derechos civiles" no se disuelve, ya que el activo peregrinaje de Pannella ha conseguido su objetivo de obtener para este año 10.000 afiliados, cota autoimpuesta para que el Partido Radical pudiese continuar su andadura.

Y ahora los radicales apuntan muy alto: se convierten en un partido transnacional, que en el marco interno italiano quiere presentarse en futuras elecciones para el Senado en un bloque laico-liberal-republicano para preparar una especie de alternativa reformista a lo que califican de "gran imperio democristiano-comunista".

Junto a la sorpresa Pannella, otra no menor fue la afiliación al partido de un personaje como Adriano Zampini, el famoso autor del Manual del corruptor, escrito desde la cárcel tras haber sobornado a políticos y administradores públicos de medio Turín.

Zampini ha dicho que nunca había querido estar en ningún partido, pero que le gusta el radical porque "tiene las manos limpias". Y añadió que a los otros partidos los conoce muy bien, "tras haberles repartido, para corromperles y comprarles favores, 215 millones de pesetas".

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