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CRISIS EN WASHINGTON

El Consejo de Seguridad Nacional, una segunda CIA

Francisco G. Basterra

F. G. B. Ronald Reagan ha permitido, por omisión, que el Consejo de Seguridad Nacional (NSC) se convierta en una segunda CIA que ejecuta acciones encubiertas con la ventaja de no tener que dar cuentas al Congreso. Esta distorsión del NSC, creado por Harry Truman en 1947 como organismo asesor, ha acabado provocando la crisis del Irangate, al permitir a una serie de funcionarios de escasa talla intelectual, pero muy ideologizados, actuar por libre fuera de los canales ordinarios del Gobierno y por encima de las leyes.

"La función del NSC debe ser aconsejar al presidente sobre la integración de las políticas interna, exterior y militar relativas a la seguridad nacional, permitiendo a las fuerzas armadas y al resto de los departamentos gubernamentales cooperar más efectivamente en asuntos de seguridad nacional". Ésta es la definición de su papel que ofrece la ley que establece el Consejo de Seguridad Nacional.

La llegada al puesto de consejero de Seguridad Nacional de Nixon del poderoso Henry Kissinger comenzó a cambiar las cosas. Se convirtió en un supersecretario de Estado, con los que comenzó a tener problemas, y actuaba como definidor de la política exterior norteamericana. Zbigniew Brzezinski, con Jimmy Carter, continuó esta línea.

Miembros natos

El presidente, el vicepresidente y los secretarios de Estado y de Defensa son los miembros natos del NSC. Pero en esta Administración también se sientan en sus reuniones el director de la CIA, el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, el secretario del Tesoro y el ministro de Justicia.

En el NSC se discuten las propuestas sobre armamento nuclear que se llevan a las cumbres con la URSS o la Iniciativa de Defensa Estratégica. En su día se debatió la retirada de Vietnam, el rescate de los rehenes de Irán o la invasión de Granada.

Los que han fallado en el Irangate han sido las personas, no el sistema. El Consejo de Seguridad Nacional es responsable de informar al presidente diariamente de la situación internacional. Asegura que todas las opciones razonables, con sus análisis de ventajas y riesgos, lleguen a Reagan para que éste pueda tomar una decisión. También controla la ejecución de la política de seguridad nacional.

Reagan, que ha tenido cinco consejeros de Seguridad Nacional en seis años, llegó al poder con la idea de reforzar el papel del Gabinete y convertir a sus secretarios de Estado y Defensa en sus principales consejeros de Segurídad Nacional. Posteriormente, sobre todo con McFarlane y Poindexter, el consejero de Seguridad cobró más importancia, y se reprodujeron los problemas con los ministros de Exteriores y Defensa.

El NSC ha desbordado sus límites legales al ejercer un activismo incontrolado. Lo primero que ha hecho el nuevo consejero de Seguridad Nacional, Frank Carlucci, es prohibir al consejo realizar operaciones encubiertas.

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