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Tribuna:EL OMBUDSMAN
Tribuna
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Ortografía incorrecta de las lenguas del Estado

La utilización progresiva en los últimos años por parte de las comunidades autónomas de sus lenguas propias obliga a los medios de comunicación a adaptarse a estas normas, que ya son de uso común. Sin embargo, la aplicación es lenta, y concretamente algunos periodistas de EL PAÍS cometen a diario errores que provocan numerosas protestas de los lectores.Una de las palabras más reivindicadas es la que designa al presidente del Gobierno autónomo vasco. En el Libro de estilo del periódico tiene su definición: "Lendakari. Título que recibe el presidente de Euskadi. Por tanto, es una redundancia escribir 'el lendakari vasco'. Se escribe en cursiva". Un lector, Pedro Sanz López, nos envía recortes de periódicos vascos y páginas de diferentes diccionarios en las que aparece la versión correcta: "Lehendakari: presidente vasco" (de lehen, que quiere decir primero). En EL PAIS el único que la escribe así en sus viñetas es el dibujante catalán Romeu, quien, por otra parte, suele tener problemas con la ortografía de algunas palabras castellanas. Según el subdirector de Formación e Investigación, Julio Alonso, se ha consultado a la Academia de la Lengua Vasca para seguir sus indicaciones en cuanto a las palabras vascas.

Otro error, que nos señala Eladio Lloredo, es la costumbre de calificar a lugares de Cantabria como localidades santanderinas", y acompaña, junto a algunos ejemplos aparecidos en este periódico, el dato histórico: "La comunidad autónoma y provincia de Cantabria se constituyó en 1981. Los pequeños lectores notarán fácilmente el error, pues lo estudian en las escuelas; no así los periodistas que escriben las informaciones, en los que pesa la distribución regional de épocas pasadas".

La utilización del gallego en el periódico es también motivo de críticas. Miguel Ángel Areses, en amplia carta, nos envía ejemplos con mención a diversos topónimos: "Escriben Orense, flagrante castellanismo, cuando es Ourense su nombre gallego y único; Viana del Bollo, cuando debe escribirse Viana do Bolo. Se nota también falta de sistematización, mezclando topónimos en gallego y otros en castellano; así, cuando en un artículo el redactor mezcla ambos idiomas crea algo nuevo e inexistente, como es Vilanova de Arosa, que nada tiene ni de castellano (Villanueva de Arosa) ni de gallego (Vilanova de Arousa). Rianxo es traducido como Rianjo, y Sarixenxo, como Sanjenjo. No se puede pedir mayor variedad".

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Este lector amplía su lista a ejemplos de nombres de personas e instituciones y se queja de que EL PAÍS escriba Gerardo Fernández Albor y José Luis Barreiros sin tener en cuenta que en el boletín de la Xurita firman Xerardo Fernández Albor y Xosé Luis Barreiros. Y pregunta: "¿Por qué EL PAÍS siempre escribe Jordi Pujol y Narcís Serra, por ejemplo?".

En relación con las instituciones, Areses nos señala el error de un reportero que escribe conseillo repetidamente en un artículo, palabra que no existe en gallego; en gallego la única forma es consello. Y el lector se despide con una petición: "Creo que ya es hora de subsanar errores, que no creo voluntarios. Hasta cuándo va a durar este desbarajuste? ¿Cuándo se va a preocupar la dirección de su periódico de arreglar estas cosas? Y, por favor, no se escude en su inefable Libro de estilo, que, por lo visto, o no es utilizado o no es válido para estos casos".

El 'catecismo' de EL PAÍS

Los comunicantes tienen razón en sus protestas, si bien no parecen existir demasiadas lagunas en el código interno de la redacción de EL PAÍS -el Libro de estilo- que influyan a la hora de unificar sistemas y formas expresivas. Si todos los redactores siguen o no estas normas, ésa es otra cuestión y la posible causa de las confusiones que dificultan la tarea de los lectores. La primera edición del Libro de estilo es de 1977; la segunda (corregida y aumentada) se editó en marzo de 1980, y posteriormente, en 1984, se recogieron en una separata nuevas correcciones, enmiendas y añadidos. Item más, en sucesivas circulares se informa periódicamente de las nuevas aportaciones al campo de la lingüística o de la gramática. Con ser ésta una tarea que nunca se terminará, al parecer se está ultimando la próxima edición del Libro de estilo.

En relación con las protestas de los lectores sobre la ortografia incorrecta de las lenguas del Estado, sólo es preciso aplicar las normas establecidas sobre idiomas y nombres. En resumen, se establece: "EL PAÍS se escribe en castellano, y la regla general es que no se deben usar palabras de otras lenguas, incluidos el catalán, el gallego, el vascuence o el bable, mientras existan sinónimas en castellano. Esta norma tiene dos tipos de excepciones: todas las expresamente recogidas en este Libro de estilo y las derivadas del criterio de aceptar las palabras no castellanas impuestas por el uso generalizado. Los nombres de poblaciones españolas habrán de escribirse según la grafia aceptada oficialmente por el correspondiente Gobierno autónomo, que no siempre es la castellana; las excepciones a esta norma son sólo las recogidas en este Libro de estilo, entre las que figuran los nombres de todas las comunidades autónomas, provincias o capitales de provincia. En caso de ser igualmente válidas las dos grafias, la castellana y la de otro idioma oficial de la comunidad, se optará por la primera. Los libros de consulta en estos supuestos son los siguientes: Els municipis de Catalunya (Barcelona, 1982); Toponímia. Noms dels pobles valencians (Valencia, 1984); Galicia. Toponimia (Madrid, 1984)".

Respecto al uso de nombres de los otros idiomas de España, se establecen las siguientes reglas: "Los gentilicios Irán siempre en castellano (...). Los nombres de accidentes geográficos españoles, 'ríos, montañas, etcétera', irán siempre en castellano, cualquiera que sea su versión en otro idioma de España. También aquí no caben más excepciones que las que figuran en el Libro de estilo (...). Los nombres comunes de accidentes geográficos o del callejero, 'golfo, cabo, bahía, plaza, calle, avenida, etcétera', irán siempre en castellano. Así, se escribirá 'calle Ample' y no 'carrer Ample' (...). Los nombres de instituciones se continuaran escribiendo en su versión castellana, salvo las excepciones previstas en este Libro de estilo. Ejemplos: 'Xunta', y no 'Junta'; 'Consejo Nacional de Vizcaya', y no 'Bizkai Buru Batzar' (...). Los nombres de entidades, organismos, reuniones y ponencias que se escriban originalmente en un idioma distinto al castellano se traducirán siempre a éste. No así sus siglas, si las tienen, que se conservarán en el idioma original. Ejemplo: 'Partido para la Revolución Vasca', con las siglas ElA, y no 'Euskal Iraultzarako Alderdia'. No se traducen, en cambio, los nombres propios de personas. Ejemplo: 'Carlos Garaikoetxea', y no 'Carlos Garaicoechea".

Estas normas son de obligado cumplimiento para todos los redactores de EL PAÍS.

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