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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Otro ataque a la sanidad

Hace ya años que por estas fechas los aspirantes que han superado el examen MIR eligen, por orden de méritos, los hospitales dende durante los próximos años se formarán como especialistas en los distintos campos.La Administración sufraga un número determinado de puestos de residente, siempre menor que la oferta hospitalaria, fijada por la Comisión Nacional de EspeciaIidades, que es la que determina la capacidad docente de cada centro para las diversas especialidades. Así quedan cubiertas selectivamente las plazas de más prestigio y que más garantías de una adecuada formación ofrecen a los candidatos.

Pues bien, este año, alguna mano alevosa ha introducido en la orden ministerial que relaciona la oferta de plazas (Boletín Oficial del Estado de 16 de febrero) una nueva condición que no figuraba en la convocatoria: la distribución por autonomías.

Con ello la libertad de elección queda limitada por el establecimiento de cupos regionales que establecen bloques estancos Así, aun cuando en los hospitales de una determinada región pueda existir un número elevado de plazas disponibles (lo que lógicamente suele suceder en los mejor equipados, que son a la vez los de más prestigio), sólo puede ser ocupado por los candidatos el número prefijado en la mencionada distribución autonómica y el siguiente se ve forzado a irse con la música (o mejor, a aprender a tocar su instrumento) a otra parte.

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Este reparto forzoso es injusto y perjudicial. ¿Por qué?

1. Es injusto porque priva al que ganó en buena lid de la oportunidad de formarse en el centro que considera más idóneo dentro de sus posibilidades, aunque éste disponga de capacidad y voluntad para enseñarle.

2. Es perjudicial porque la asignación del aspirante a un hospital que no eligiría librernente supondrá una merma en la calidad de su formación como especialista. Y dentro de unos años las regiones menos favorecidas, en lugar de beneficiarse de una oferta de excelentes profesionales para ocupar sus plantillas hospitalarias, habrán de conformarse con un producto mediocre que contribuirá a impedir la necesaria mejora de calidad, inás acuciante cuanto menos desarrollada sea la región. El envío actual de un contingente obligado de residentes es pan para hoy y hambre para mañana.

Una sencilla extrapolación de la nueva política exigiría terminar con los programas de becas de estudios en países más avanzados que, con considerable esfuerzo, han dotado diversos organismos oficiales (en el campo de las ciencias biológicas el FISS del Ministerio de Sanidad Y la CAYCIT del Ministerio de Educación). ¿Para qué tirar el dinero (y en divisas), cuando todos nuestros centros hospitalarios son de idéntica y óptima calidad?

Nuestros médicos (y los otros titulados) residentes representan sin dada la ellte de la juventud española. Su capacidad está avalada por la dureza de la selección que han sufrido y confirmada internacionalmente cuando acuden (afortunadamente en número creciente) a centros extranjeros de prestigio para completar su formación tras la obtención del título de especialista.

Es un deber para todos los que trabajamos en el campo de la sanidad proporcionar el medio más adecuado para que su esfuerzo fructifique. Lo contrario supondría ofrecer una contratación temporal como mano de obra barata a quienes no buscan sino convertirse, de acuerdo con su capacidd y sin regatear esfuerzos, en excelentes profesionales- Catedrático de Medicina Interna de la universidad Autónoma de Madrid (UAM).

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